martes, 20 de enero de 2009

La persistencia del crimen machista cuestiona la aplicación de la ley

Cuatro años después, la norma no ha logrado reducir el número de muertas - El 30% de asesinos es reincidente, lo que sugiere fallos en la rehabilitación

MARÍA R. SAHUQUILLO - EL PAÍS, Madrid - 20/01/2009

Aumentan las denuncias pero el número de mujeres víctimas de la violencia machista no logra descender. En los nueve primeros meses 2008 se presentaron 108.261. Un 15,9% más que en el mismo periodo del año anterior. En 2008 se interpusieron alrededor de 400 denuncias al día por violencia de género, según el balance anual presentado ayer por el Ministerio de Igualdad. A pesar de esa alta cifra, el año pasado 70 mujeres murieron a manos de sus parejas o ex parejas, según Igualdad -que añade siete casos aún en investigación-. Sólo una víctima menos que en 2007.

Aumentan las denuncias que pone la familia, pero aún son muy pocas

Desde que en diciembre de 2004 entró en vigor la ley de violencia de género, la cifra de víctimas mortales de esta lacra no ha descendido de 57. Número que se alcanzó en 2005, cuando se pusieron en marcha los juzgados especiales de violencia doméstica, y año de la resaca de la aprobación de la ley. Ahora, cuando se cumplen cuatro años de su entrada en vigor, las mujeres siguen muriendo. Muchas a manos de un maltratador que ya tenía antecedentes por agredir a sus parejas. En un 28,1% de los casos de homicidio registrados en 2008, el agresor tenía antecedentes relacionados con violencia de género sobre la víctima u otra mujer, según el delegado del Gobierno para la violencia de género, Miguel Lorente.

¿Qué es lo que no está funcionando? ¿Por qué un maltratador denunciado y a veces condenado reincide? El catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco y experto en violencia de género Enrique Echeburúa aprecia algunas "lagunas" en la ley integral. "Falta desarrollar más el aspecto del tratamiento a los maltratadores", dice. "Una vez que están rotas las inhibiciones, la posibilidad de que se vuelva a ejecutar la conducta violenta es muy alta. Hay que atajar esto con programas especiales", sostiene. Un punto de vista que la Asociación de Mujeres Juristas Themis y la de Mujeres Progresistas comparten. Las dos organizaciones solicitaron ayer una revisión de los programas de rehabilitación. Lorente reconoce que esa recuperación es "difícil". Echeburúa menciona otro ingrediente que echa en falta: más prevención. "Hay que potenciar el papel de la familia y de la educación", afirma.

Sin embargo, el 75,6% de las denuncias por malos tratos fueron presentadas por la víctima. Sólo el 1,4% fueron interpuestas por el entorno familiar. Una cifra que sigue siendo muy baja a pesar de que ha crecido. El balance de 2008 muestra un incremento de los casos en los que la víctima era extranjera (un 44,3% de las asesinadas). También aumenta el porcentaje de agresores extranjeros. Los datos de Igualdad sostienen que un día después de un homicidio por violencia machista se produce un 22,8% de acumulación de otros casos. En una especie de "efecto imitación", según Lorente. "La violencia no genera violencia en los no violentos, pero en aquellos que ya la usan puede actuar como un precipitante", explicó el delegado del Gobierno.

Cuando la violencia de género se repite una y otra vez

- Asesino de permiso carcelario. Rosario murió a manos de su pareja en diciembre de 2008. Su pareja, Maximino Couto, maltratador reincidente, cumplía condena en la cárcel de A Lama (Galicia). Dos años y siete meses por amenazas contra su ex mujer. Durante un permiso de cuatro días, que Rosario había suplicado al director de la prisión, la golpeó en la cabeza y la asesinó. Después, Couto -que llevaba un GPS que debía activar una alarma si se acercaba a su ex mujer- se dirigió al domicilio de su ex mujer. Ella no estaba, pero agredió a dos vecinos. Días después Couto se suicidó en su celda.

- Muerta ante la pasividad de la justicia. La argentina Sylvina Bassani murió asesinada por su ex marido, sargento del Ejército de Tierra, en abril de 2008 en Alovera (Guadalajara). Llevaba esperando más de 19 meses a que se acabara de instruir un procedimiento penal contra el militar, después de poner en conocimiento que él estaba quebrantando la orden de alejamiento que se le había interpuesto. Sylvina había pedido el ingreso en prisión de su agresor y se había cambiado de casa y de ciudad ante la persecución a la que se estaba viendo sometida y la inactividad de la justicia. Su ex marido, José Javier Lacasa, se enteró de donde vivía con su nueva pareja. Los asesinó a los dos ante su hijo de cuatro años. Después se suicidó. Se había impuesto una orden de protección con medidas cautelares civiles y penales, entre ellas el alejamiento del militar de su ex esposa e hijo. También la entrega de sus armas. Pero los jueces no pidieron a Defensa que retirase el arma al militar.

- Orden de alejamiento y expulsión. La boliviana Gabriela Toledo, de 31 años, murió de siete puñaladas en la puerta de su casa de Las Rozas (Madrid) en junio de 2008. Su agresor y ex novio, René Andia, también boliviano, tenía una orden de alejamiento de ella y de expulsión. Unos meses antes Gabriela le había denunciado por maltratarla y un juzgado de Majadahonda le había condenado a siete meses de prisión por lesiones en el ámbito familiar. La condena se sustituyó por imperativo legal, por la expulsión de España. No se fue. Gabriela había pedido ayuda dos veces a la Guardia Civil antes de morir.

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