domingo, 11 de enero de 2009

Genética del amor

La oxitocina controla los lazos afectivos y favorece la tendencia de las personas a formar pareja

JAVIER SAMPEDRO - EL PAÍS Madrid - 08/01/2009


El amor brilla poco en la naturaleza: sus exponentes más destacados entre los mamíferos son el ser humano y el topillo de la pradera (Microtus ochrogaster). Estos roedores son fieles hasta la muerte, colaboran en el cuidado de la prole y conviven con sus suegros, pese a que sus primos de la montaña (Microtus montanus) son infieles y desatentos en extremo. La diferencia clave entre las dos especies de topillos reside en sólo dos genes. Y las variantes humanas en esos mismos genes reducen a la mitad los casamientos en los hombres, y la satisfacción conyugal en sus parejas.

Los dos genes están relacionados con la oxitocina y la vasopresina, dos hormonas que afectan al circuito del placer (o de la recompensa) cerebral. Estas hormonas actúan a través de unos receptores situados en las neuronas de esos circuitos. Los dos genes clave fabrican el receptor de la oxitocina y el receptor de la vasopresina.

Hasse Walum y sus colegas del Instituto Karolinska, en Estocolmo, han estudiado a 552 pares de gemelos o mellizos, y a sus parejas. Han analizado su gen avpr1a (el receptor de la vasopresina) y los han sometido a pruebas para evaluar sus "índices de calidad en la relación marital" y de "vinculación con la pareja". El 32% de los hombres con el gen variante permanecen solteros (frente al 17% con el gen estándar), y todos sus índices de "calidad marital" y vinculación afectiva son significativamente menores. Los datos se presentan en PNAS (105:14153).

Cuando una topilla de la pradera recibe una dosis cerebral de oxitocina, se siente vinculada de inmediato al macho que esté más cerca en ese momento, y de forma perdurable. En humanos se ha hecho una prueba similar, pero con dinero. Un equipo de economistas y psicólogos suizos demostró que una simple inhalación de un aerosol de oxitocina hace que la gente confíe más en los extraños y, por ejemplo, les preste mucho más dinero en una situación ficticia (pero con dinero real puesto por el voluntario).

Ambos genes evolucionan muy deprisa y producen variantes (alelos) de mayor o menor actividad, con efectos similares a aumentar o disminuir la cantidad de las hormonas.

El bebé humano es tal vez la criatura más indefensa que ha visto la historia de este planeta, y gran parte de su desarrollo se prolonga durante años tras el parto. Éste es el fundamento evolutivo del amor humano. El topillo de la pradera es una excepción célebre entre los zoólogos, pero las parejas de mamíferos casi nunca mantienen lazos afectivos tras haberse apareado, por muy empalagosos que salgan en los documentales (antes de haberlo hecho).







Tu cara me suena

Un estudio sugiere que la oxitocina es la hormona que nos permite reforzar los vínculos sociales

REUTERS - EL PAÍS Londres - 07/01/2009



La hormona del amor, relacionada con el placer sexual y el sentimiento de vinculación y el cuidado materno también parece ayudarnos a reconocer caras que nos son familiares, señalaron ayer investigadores suizos. Un grupo de hombres que recibió oxitocina (una hormona relacionada con el amamantamiento y el parto) pudieron recordar con más precisión imágenes de rostros familiares, pero la hormona no les ayudó a reconocer objetos inanimados, señaló Peter Klaver, de la Universidad de Zurich.


Su hallazgos, publicados en The Journal of Neuroscience, sugieren que la hormona, de alguna manera, refuerza las redes neuronales del cerebro implicadas en la memoria social y deben tener implicaciones para trastornos como el autismo.

"El estudio subraya los paralelismos entre ratones y hombres en lo que respecta al proceso de información social y refuerza la noción de que la oxitocina juega y papel clave", afirma Larry Young, experto en oxitocina de la Emory University, en Atlanta (EE UU), quien no ha participado en la investigación. "Esto tiene implicaciones importantes para desórdenes tales como el autismo, donde el procesamiento de información social está claramente dañado".

Desde hace años se sabe que la oxitocina está relacionada con el parto y que es la hormona que estimula la producción de leche para el amamantamiento. Estudios con animales sugieren que puede facilitar el vínculo entre la madre y su hijo y en la pareja. Sólo en las últimas décadas se ha descubierto que también juega un papel en hombres: en la excitación y en la función sexual.

Klaver y sus colegas mostraron a 44 hombres fotos de rostros y de objetos inanimados, esculturas y caballos, entre otros. La mitad de los voluntarios recibieron oxitocina mediante un spray nasal y el resto tomó un placebo.

Los investigadores hallaron que los hombres que tomaron oxitocina reconocieron con mayor precisión las caras que habían visto previamente, a diferencia de aquéllos en el grupo del placebo. La hormona no supuso ninguna diferencia en los resultados respecto al otro tipo de imágenes. Análisis posteriores mostraron asimismo que la hormona hizo menos probable que los sujetos calificaran de conocidos rostros que en realidad no lo eran.

"Es importante para entender que el reconocimiento social puede ser mejorado con estar hormonas", declaró Klaver en una entrevista telefónica.

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