sábado, 25 de diciembre de 2010

¿Eres hombre?



ELOY FERNÁNDEZ PORTA

Publicado en el Cultura/s nº 435 de La Vanguardia 20-10-2010, en la sección Medianenas & Milhombres

 

De ser así, ¿tiene arreglo? ¿Eres un tronco como está mandado, sin metrosexualeces ni gaitas? ¿O me has leído demasiada prensa moderna? ¿Torero, torete o torerín? Averígualo respondiendo este cuestionario:

CAFÉ: a) Negro  b) Expreso  c) Mokalattuccino. Del tiempo. # UNA BUENA PELI: a) Scarface arrasa  b) Heat rula  c) The Bourne Identity furula # NACHO VIDAL… a) ¡¡¡Mola!!!  b) Heheh, mola  c) Eh… sssí, esto… mola # UN GOLPE QUE NUNCA FALLA: a) El derechazo al plexo solar  b) Mi Mirada de Soslayo®  c) Una puyita en la reseña de un poemario # TU ROPA ES… a) El precinto de los tatuajes  b) G-Star Raw  c) Ana Locking de día, Marithé de noche… ¿qué? ¿Qué tiene de gracioso “Locking”? # ¿CÓMO METES BAZA EN UN DIÁLOGO? a) Interrumpo a voces  b) Espero a que el pesao se empiece a repetir  c) Cuando el moderador me da la palabra, si es que se acuerda # UN VIDEJUEGO: a) Manhunt 3: Os fundo a todos  b) Grand Theft Auto: Os extorsiono a todas  c) Capitalism 3: Lo refinancio todo # ¿POR QUÉ TE FUISTE TAN TEMPRANO? a) Porque llegaban refuerzos  b) Porque llamó mi díler  c) Porque se acabaron los canapés #  EL ÚLTIMO DISCO BUENO DE METALLICA FUE… a) Master of Puppets  b) Black Album  c) ¿Por qué dices “el último bueno”? Pues el Death Magnetic tiene mucha marcha… eh… ya veo que he dicho algo mal # ¡MATERAZZI, TÍO, POR DIOS… a)… dale al negro, que se desmarca!  b)…haz una falta táctica, joé, que con un toque que le des ya se va al suelo, no ves que es catalán!  c)… hombre, Marcooo… hombreeee… a ver, que yo entiendo que hay que defender, pero vamos, no sé si hay necesidad de… oyes, es que eso me ha dolido a mí sólo de verlo, ¿sabes, tú? # LECTURAS EDIFICANTES DE MIS AÑOS DE FORMACIÓN: a) Er Pribáte  b) El Private  c) La Pràiveit # DIJE “EDIFICANTES”, COPÓN: a) Clima  b) Hustler  c) Penthouse # CUANDO ME PONGO BLANDO… a) Añado hielo al bourbon  b) Añado una aceituna al campari  c) Añado alcohol a la Damm Bier # LO MÁS CERCA QUE HAS ESTADO DE LA CÁRCEL: a) Ah, pero ¿dejan estar fuera?  b) Visitando a un colega  c) Mi tía tuvo un novio que robó un gallo # UN BUEN PELUCO: a) ¡Este mismito!  b) ¡Bien cogido!  c)  ¡Eh, devuélvemelo! Bueno, cuando hayas acabado de usarlo… # ¿CON QUÉ INSTRUMENTO DE ESCRITURA HAS CONTESTADO ESTE CUESTONARIO? a) Con el que Dios me dio  b) Con un bic gastao c)  Con un ballpoint nuevecito

Mayoría de as: ¡Torero! Tendrías que leer más suplementos como este. Mayoría de bes: ¡Torete! No vas mal, pero te faltan un par de dossieres. Mayoría de ces: Decididamente, torerín, has leído demasiados números del Cultura/s.     

jueves, 9 de diciembre de 2010

"Que compartir y sentir no sean sinónimo de menos virilidad". Masculinidad sana frente a masculinidad tóxica según la corriente mitopoética

Cómo ser un nuevo modelo de hombre

MIRIAM SUBIRANA, EL PAÍS 21/11/2010

Fuente: http://www.elpais.com/articulo/portada/ser/nuevo/modelo/hombre/elpepusoceps/20101121elpepspor_8/Tes
La masculinidad impuesta históricamente tiene cura. La clave: dejar a un lado las etiquetas y crear una imagen propia en la que compartir y sentir no sean sinónimo de menos virilidad.

La identidad masculina se ha visto influida por la reafirmación de la mujer y la liberación homosexual, que han cuestionado el modelo tradicional del varón. En las últimas décadas, algunos hombres se han feminizado, aunque son muchas más las mujeres que se han masculinizado. La masculinidad ha ido ganando terreno en los espacios, las vidas y las conductas de muchas mujeres. Una masculinidad que no ha sido siempre la mejor, ya que ha vuelto a muchas mujeres más duras y agresivas. Podríamos afirmar que el paradigma masculino tradicional sigue presente en nuestros espacios, en nuestra vida privada y pública, en nuestros países.
“Para reencontrarse, el hombre tiene ante sí una tarea urgente: aceptar su mundo de sentimientos sin sentirse menos hombre”
“Fortalecer valores como la tolerancia, la aceptación y la flexibilidad le ayudarán a vivir en paz en tiempos de turbulencia”
Existe una masculinidad emocional y físicamente sana e integradora, necesaria para construir un mundo mejor a todos los niveles. Sin embargo, en el mundo sigue predominando una masculinidad tóxica que se expresa en las guerras, violaciones, accidentes, muertes, conductas deportivas y sociales, actitudes sexuales, en la corrupción, en los negocios desprovistos de ética, en un consumismo inmoral y en la multiplicación de las adicciones. Todo ello ¿para qué? ¿Serán formas de esconder la angustia y el vacío existencial? Sin duda, ello influye en que vivamos relaciones insatisfactorias, condicionadas por el lastre social, cultural e histórico que nos ha llevado a un vacío interior.

Hombres y mujeres buscamos modelos masculinos alternativos al modelo cultural impuesto socialmente de lo que, durante siglos, ha significado ser hombre.

La auténtica cuestión

"¿Qué hacer con el bagaje de valor y arrojo que debieron acumular para estar a la altura del papel real?" (Marina Subirats)

Por miedo a perder una imagen social viril, muchos hombres se aíslan de sus propias emociones. Se centran en la acción hasta que son adictos al hacer, hacer y hacer. La acción llega a convertirse en una huida de sí mismos. Para reencontrarse, el hombre tiene ante sí una tarea urgente: aceptar su mundo de sentimientos y no por ello sentirse menos hombre. Robert Moore, doctor en psicología y teólogo, y Douglas Gillette, fundador del Institute for World Spirituality en Chicago, dicen que hemos llegado a "pensar que los sentimientos, y en particular nuestros sentimientos, son obstáculos molestos e inadecuados para ser hombres".

Afortunadamente, cada vez son más las personas de género masculino que intentan conectar con su identidad libres de los condicionamientos externos y abriéndose a su verdadero ser. De esta manera se encaminan hacia la liberación de lo que durante milenios ha significado ser "hombre" en su sentido castrante y destructivo.

La cuestión que se plantea es cómo logra uno conectar con su verdadera identidad. Para vivir una vida emocionalmente inteligente, sin adicción al poder de dominar ni a la acción, es bueno parar y hacer introspección, es decir, mirar hacia dentro. Es una mirada que busca el sentido y conecta con lo esencial, aquello para lo que merece la pena vivir. A este fin, la práctica de la meditación y la búsqueda de espacios de silencio pueden ser muy beneficiosas. En el silencio, uno aprende el arte de escuchar, tan necesario para relacionarse y a veces tan olvidado. Escuchar lo que se siente y dejarse sentir. Escuchar lo que se quiere y oírlo. Al meditar, uno viaja al encuentro de sí mismo y recupera el poder del ser.

El poder del ser

"Aquellos que desean crear un nuevo estado de cosas deben comprenderse a sí mismos en su relación con otro" (Krishnamurti)

La verdadera identidad del hombre está conectada con la esencia de la masculinidad que prevalece más allá de los modelos patriarcales impuestos, más allá de lo que ha significado ser hombre durante siglos. A esta esencia la denominaríamos la masculinidad eterna, en la que el hombre vive todo su potencial en su ser.

Para ser hombre no necesita demostrar, vencer ni triunfar. Cambia su visión y su enfoque: en vez de competir con armas adquiridas, coopera con sus armas innatas, con sus talentos y valores, cultivando su inteligencia emocional y espiritual. Vive una masculinidad madura, con raíces emocionales y espirituales propias.

Recuperar el poder interno implica tener un mayor dominio de su mundo interior y de sus facultades, como son la mente, el intelecto, los condicionamientos y los hábitos. La práctica del control mental, del pensamiento positivo y de la meditación le ayudará a conseguirlo. Fortalecer valores como la tolerancia, la aceptación y la flexibilidad le ayudará a vivir en paz en tiempos de turbulencia y cambios como los que vivimos. Cualquier debilidad, dispersión, falta de enfoque y fluctuación interna le robará la energía necesaria para sentirse pleno. Liberarse de cualquier aspecto que le haga sombra le permitirá gozar de una vida más plena. Para superar una debilidad es necesario aceptarla sin vergüenza, reconocerla con sinceridad, entender por qué está ahí y empezar a trabajar el valor o fortaleza que contrarreste esa debilidad y le ayude a vencerla.

La nueva hombría

"Es una masculinidad sostenida en el coraje del espíritu y del compromiso y en la valentía de la compasión" (Sergio Sinay)

No se trata simplemente de pasar de un modelo machista a ser un hombre políticamente correcto que limpia en casa, cuida del niño, la pareja lo alaba y la sociedad lo apoya. La transformación necesaria es más profunda, más de raíz. Implica replantearse los valores, las actitudes y la conducta. Es necesario reformular las creencias acerca de lo que es ser hombre.

Fundamentados en su poder interior, los hombres cambiarán los mandatos que configuran la identidad de género en nuestra cultura. Hasta que no se transformen, en el mundo laboral tampoco entrarán la compasión, la fraternidad, la trascendencia, la espiritualidad, el humanismo y un espacio para la alteridad, la condición de ser otro.

Con autoestima, asentado en su valor interior, el hombre puede ser sin necesidad de imponer, forzar ni presionar. Esta es la condición imprescindible para el encuentro con el otro. Aprender a relacionarnos sin dañarnos, a amarnos sin atarnos, a ser cómplices recuperando y preservando nuestra identidad original y eterna, a experimentar la unidad en la diversidad. Esta es mi propuesta de transformación integral para que sea posible la armonía en las relaciones.

Cuando un hombre aprende a verse a sí mismo en la integridad de su ser, es amoroso y sabe amar. Desde esa conciencia, va al encuentro del otro partiendo de un lugar diferente: no desde el conquistador que elude la entrega y la intimidad sentimental, sino desde el ser abierto y comprensivo que sabe comprometerse con sinceridad. Para él, el compromiso no significa atadura, sino complementariedad y enriquecimiento. Sabe tener al lado a una mujer como persona con los mismos derechos, obligaciones y necesidades que él, sin envidiar sus logros profesionales, su inteligencia o su ingenio.

Reconoce que ser varón no es sinónimo de ser más inteligente, más fuerte ni más poderoso. Es consciente de que el poder no se pierde cuando se comparte; que las decisiones asumidas a medias son más fáciles de tomar; que compartir el cuidado de los hijos es fundamental en su papel de padre; que ser frío no le hace más viril; que los hombres se expresan y lloran..., y no pasa nada.

Para llegar a disfrutar la complementariedad que armoniza a hombres y mujeres, y a estos entre sí, tenemos que emprender una tarea conjunta si lo que deseamos es lograr una transformación de raíz, cambiando el punto de partida y el eje desde el que miramos y percibimos la realidad. Así podremos despojarnos del lastre que arrastramos para ver el futuro con visión renovada. La recuperación de nuestra identidad auténtica pasa por redescubrir valores como el amor, la paz, la sinceridad, la empatía, la escucha, y despojarnos de todos los estereotipos que nos alejan de la posibilidad de lograr armonía y plenitud.

De esta manera, los hombres de hoy serán referentes para las nuevas generaciones como ejemplos de coraje con corazón, de empatía y escucha, de entrega y servicio; serán guías que ofrecen herramientas para un modelo de mundo deseable y una participación pedagógica en esa transformación. Padres que ofrecen una referencia válida a sus hijas en la búsqueda de un compañero. Modelos válidos de hombre para que sus hijos crezcan libres de condicionantes por razón de su sexo y contribuyan a la construcción de un mundo más saludable, desintoxicado de masculinidad machista.

Reconstruye tu propia imagen

“El concepto de uno mismo es el destino. El peligro es que nos volvamos prisioneros de nuestra imagen negativa, que le permitamos dictar nuestras acciones”. En esta frase de Nathaniel Branden se puede encontrar una clave para salirse de la masculinidad impuesta históricamente: reconstruir tu propia imagen. Una imagen de ti mismo independiente de los estereotipos culturales de género. Eso implica desaprender lo aprendido. Dejar de lado tus personajes, tus etiquetas, lo que se espera de ti. Así clarificas tu camino. Consiste en desaprender, soltar, conocer y construir. Cada hombre tiene que saber lo que está bien o lo que está mal para él. Lo que te acerca a tu plenitud y lo que te vacía. Lo que te conecta con tu ser y lo que te desconecta de lo esencial. Tener tus propios criterios de valor y, a partir de ahí, valorarte. Valorarte no solo por lo que ocurre en tu mundo sentimental o laboral, sino por lo que ocurre en la totalidad de tu mundo. Tener una imagen completa del ser. Se trata de conocer la masculinidad emocionalmente madura y tus cualidades innatas, conectarte con ellas y serlas, vivirlas para compartirlas. Reencontrar tu eje, tu columna vertebral, en ti y no buscarlo en el otro. Así reconstruyes tu propia imagen en la esencia de tu ser más allá de identidades limitadas por cuestión de género.

CONSTRUIR LA PROPIA IMAGEN

1. Libros 

Masculinidad tóxica, de Sergio Sinay.
Sobre las relaciones, de Krishnamurti.
Mujeres y hombres, ¿un amor imposible?, de Manuel Castells y Marina Subirats.

2. Películas

Lost in translation, dirigida por Sofia Coppola.
La chica del adiós (‘The goodbye girl’), dirigida por David Gates.
El príncipe de las mareas, dirigida por Barbra Streisand y protagonizada por Nick Nolte.

3. Música

Harvest, de Neil Young.
Dreams, de Fleetwood Mac.

El perfil del hombre Peter Pan según Antoni Bolinches


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Los cinco rasgos fundamentales del hombre Peter Pan:
  1. Tiene un alto grado de necesidad afectiva.
  2. Tiene un alto grado de egocentrismo y narcisismo.
  3. Tiene poca resistencia a la frustración.
  4. Tiene poca capacidad de autocrítica.
  5. Tiene dificultades para aceptar relaciones simétricas con el otro sexo.
Cada uno de estos rasgos genera cinco necesidades básicas correlacionadas, que dan lugar a la problemática que caracteriza sus actitudes y comportamientos:
  • Como necesita sentirse querido busca afanosamente el amor sin pararse a pensar si se enamora de la persona adecuada o de si la relación es viable.
  • Como es egocéntrico y narcisista necesita sentirse protagonista aunque ello pueda implicar herir o desatender a sus seres queridos.
  • Como tiene poca resistencia a la frustración necesita evadirse de la realidad, lo cual puede conducirle a refugiarse en paraísos artificiales.
  • Como se critica poco tiende a criticar a los demás y desplaza en ellos sus propias culpas y responsabilidades.
  • Como no acepta relaciones simétricas tiende a adoptar actitudes sexistas y a establecer con sus parejas relaciones de dominancia-sumisión.
En definitiva el hombre Peter Pan es una compleja mezla de necesidades contrapuestas. Mientras por un lado necesita sentirse querido y admirado, por otro tiene dificultades para establecer relaciones que impliquen compromiso, porque eso supone actuar con un nivel de responsabilidad que no ha sabido desarrollar.
Si usted se identifica, o reconoce en su pareja, alguno de los rasgos del perfil de Peter Pan podemos ofrecerle apoyo psicológico para superar el síndrome.



Fuente: http://www.abolinches.com/index.php?option=com_content&view=article&id=19

Mensaje para los hombres del futuro y el futuro de los hombres

"No podemos detener el tiempo ni podemos evitar el envejecimiento, pero sí podemos elegir lo que hacemos durante nuestro viaje por la vida. Podemos aprovecharlo para aprender de lo que vamos viviendo o podemos vivir como si el tiempo no pasara. Si elegimos el primer camino tenemos muchas posibilidades de convertirnos en adultos maduros y autorrealizados. Pero si elegimos el segundo es muy probable que acabemos convertidos en hombres desorientados que, por miedo al Presente y el Ahora,, corremos el riesgo de quedarnos para siempre en el País de Nunca Jamás.

A nosotros nos toca decidir hacia donde queremos volar."

lunes, 1 de noviembre de 2010

La generación del BÚNKER

LA VANGURADIA 28-10-2010


Alicia Rodríguez/ Celeste López

A finales de los 90 se detectaron los primeros casos en Japón, aunque no fue hasta que arrancó el siglo XXI cuando saltaron las alarmas. Jóvenes veinteañeros – en su inmensa mayoría chicos-habían hecho de la habitación su mundo, del que apenas si salían para comer, ante la mirada atónita de unos padres a los que casi no dirigían la palabra y con la única compañía de un ordenador. Fue entonces cuando los expertos empezaron a apuntar los riesgos de que los menores dispusieran de conexión a internet en sus dormitorios. Aún teniendo en cuenta las grandes diferencias con el fenómeno japonés, muchas voces alertan sobre las consecuencias de que niños y adolescentes pasen su tiempo en familia solos entre cuatro paredes; entre ellas, ausencia de comunicación entre hijos y padres.

Una advertencia de mayor calado si se tiene en cuenta que los pequeños acceden a las tecnologías de la información cada vez a edades más tempranas.

Pero, pese a las advertencias, la realidad es que en la actualidad cuatro de cada diez menores españoles aseguran que se conectan a la red desde su habitación. En toda Europa, la media es aún más alta hasta rozar el 50% de los niños y adolescentes entre 9 y 16 años. Así lo indica el reciente estudio de la Comisión Europea Riesgos y seguridad en internet: la perspectiva de los menores europeos,en el que han participado más de 23.000 chicos y chicas usuarios de internet de 23 países europeos.

Los especialistas se sorprenden al comprobar cómo no se aplican en la práctica las medidas “de sentido común” que pueden contribuir a minimizar los riesgos que acarrea internet. Porque insisten en que, aparte de los innegables beneficios que comporta la red, no hay que obviar que puede ser una plataforma para acceder a imágenes sexuales, enviar o recibir mensajes de tipo sexual, sufrir acoso o quedar con desconocidos.
Jesús de la Gándara, jefe de la Unidad de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos, defiende que es un error atribuir la falta de control y comunicación parental, materializada en el denominado síndrome de la puerta cerrada, al uso de las nuevas tecnologías. “No podemos echar la culpa a internet. El niño que se pasa las horas solo en su habitación navegando o jugando on line ¿por qué lo hace? Les compramos un ordenador por Navidad y luego les dices que no lo use”, comenta.

En su opinión, lo importante es que “los sanitarios, los padres, estén al tanto de lo que le ocurre a los niños para que se puedan detectar cuanto antes comportamientos peligrosos, porque el uso inadecuado, excesivo y problemático de internet suele ir asociado a patrones patológicos de depresión, fobias, aislamiento”.

La encuesta de la Comisión Europea revela que hasta el 41% de los menores españoles de 11 a 16 años afirma “haber experimentado una o más formas de uso excesivo de internet”, frente al 30% de media entre los europeos de esa misma edad.

Para Jorge Flores Fernández, fundador de Pantallas Amigas, una iniciativa para la promoción del uso seguro de las nuevas tecnologías en la infancia y la adolescencia, los padres han accedido a instalar el ordenador en la habitación principalmente por “dejadez”. “A día de hoy no han tomado conciencia clara de lo que esto significa, de los riesgos que conlleva no saber qué uso hacen los chavales del ordenador, de las horas que pasan frente a él, de cómo poco a poco la comunicación entre ellos se va enfriando. ¡Ya es complicado mantener una buena comunicación con los adolescentes cómo para encima poner tabiques de por medio!”, señala. Flores siente un “cierto desanimo” al comprobar cómo cae en saco roto el mensaje que desde hace años lanzan distintos organismos y asociaciones pidiendo a los padres que instalen los ordenadores en las zonas comunes y no en las habitaciones de los niños, aunque eso resulte más cómodo para la convivencia.

“Algunos adultos creen que poner el ordenador en una zona común es una invasión de la intimidad, cosa completamente falsa. El que esté en el salón no implica que se miren los correos, es más una función de normalización de la vida digital. Además, es la mejor manera de compartir esa vida digital, de la que tantas lagunas tenemos los adultos frente a una generación que ha nacido en ella”.

E insiste en que supervisar la relación de ese hijo con el ordenador no tiene nada que ver con controlar. “Los padres deben establecer una dieta digital, es decir, indicar por ejemplo cuándo y cuánto se puede utilizar el ordenador, al igual que lo hacen con la comida o con el dinero, o con cualquier otra cuestión doméstica”.

Los expertos consultados por este periódico insisten en la necesidad de que los padres hagan el esfuerzo de incorporarse a las nuevas tecnologías como un elemento de conexión con los menores. Las consecuencias de no hacerlo son muy negativas para la relación, la incomunicación y a la integración, en lo que el sociólogo Javier Elzo denomina, familia nominal.

Esta es, según Elzo, el modelo mayoritario en la sociedad española (42%). Se trata de una familia en la que las relaciones de padres e hijos pueden ser calificadas, con absoluta propiedad, como de coexistencia pacífica más que de convivencia participativa, ya que se comunican poco. Los padres están, en gran medida, cohibidos, desimplicados, sin que aborden con una mínima profundidad lo que requieren sus hijos. Una familia que destaca de las demás por ser la que, en menor grado, refiere que haya conflictos en su seno, no tanto porque no los haya sino porque ha decidido no enfrentarse, no enterarse de los problemas.

“Hikikomori”


Hikikomori

Una realitat cruenta: adolescents que decideixen tancar-se a les seves habitacions i no sortir-ne durant anys. Televisió, escoltar música, navegar per la xarxa i evadir-se amb videojocs són la seva única motivació. Però, tot i aquesta renúncia a la vida, fora, la vida segueix endavant. I és això, justament, el que passa a “Hikikomori”: la vida ara segueix passant mentre ell ha decidit prémer el botó de pausa. Pare, dos companys d’estudis i una kogal*, la seva germana, seran els que transitaran per davant la porta de l’habitació de l’Hikikomori.

*kogal: joveneta adolescent que per pagar els seus capricis, ven les calces brutes a homes que volen olorar-les.

Títol: Hikikomori
Autor: Jordi Faura
Direcció, escenografia, il·luminació i vestuari:
Jordi Faura i Abel Coll

Adjunt a escenografia i il·luminació: Roc Lain
Adjunta a vestuari: Gimena Busch

Repartiment

Georgina Latre
Jordi Martínez
Àngels Poch
Mingo Ràfols (Cia. Teatre Romea)
Enric Rodríguez
Pau Vinyals





ATREVEIX-TE A CONTESTAR!!!!!
Com a mínim un dia a la setmana m'agrada...
Quan arriba l’hora de sopar...
Quan arriba el divendres...
M’agrada quedar amb els amics...
Encara visc a casa els pares...

Visc amb els meus pares i treballo...
A casa meva...
Quan tinc un problema personal...
A la meva habitació hi ha:
Quan arriben les vacances de Nadal...

Revolución sexual: Falsas y verdaderas inocencias

En los años 60 y 70, con el vistoso decorado de la guerra fría de fondo, el sexo se ideologizó hasta extremos nunca vistos  |  "La pequeña", película con una Brooke Shields de 12 años haciendo de prostituta, fue recibida con normalidad

La revisión de valores de los años 60 y 70 puso en suspenso muchas nociones. Entre ellas, la de la identidad sexual y la de pederastia. Cuando el debate sobre estas cuestiones vuelve a plantearse, vale la pena reconstruir legitimaciones y apologías que ahora nos parecen incomprensibles

FERRAN SÁEZ MATEU | LA VANGUARDIA 20/10/2010  Cultura|s
 
¿El sexo es de derechas o de izquierdas? A veces resulta conveniente iniciar una reflexión con una pregunta manifiestamente estúpida para resaltar la posterior irrupción de otras que no lo son tanto y, en consecuencia, pueden llegar a parecer casi pertinentes e incluso inteligentes. Casi, pero no. Por supuesto, el sexo no es de derechas ni de izquierdas –a lo sumo, y dada su ubicación, podríamos encuadrarlo tautológicamente en el centro del cuerpo–. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas. El vello, pongamos por caso, tampoco resulta en sí mismo identificable con ninguna ideología, pero todos somos capaces de reconocer las visibles connotaciones del fino bigotillo fascistoide y las de la selvática barba marxista o bakuniniana. En definitiva: está claro que la ideologización del sexo, el pelo, las piernas o la mano (¿en forma de puño, extendida con la palma hacia abajo?) resulta tan absurda como tentadora. Partiendo de esta acotación, es preciso reexplorar críticamente, y desde una nueva perspectiva, la imbecilidad con la que hemos iniciado el artículo: ¿el sexo es de derechas o de izquierdas? 

Entre finales de la década de los sesenta y principios de la de los setenta, con el vistoso decorado de la guerra fría de fondo, el sexo se ideologizó hasta extremos nunca vistos. Las ideas de Freud ya se habían digerido, y las reivindicaciones de ciertas feministas de la época eran inseparables de una especie de revisionismo biológico en el que el clítoris constituía un órgano emancipador, mientras que el útero compendiaba la opresión del patriarcado. Por otra parte, los homosexuales empezaban a ganar la dura batalla de la visibilidad, que es el primer peldaño para alcanzar la dignidad del reconocimiento social. En Estados Unidos, muchos negros dejaron de alisarse el pelo (¡otra vez el pelo!) y lucían con orgullo aparatosos peinados afro. Bob Dylan repetía que los tiempos estaban cambiando, y tenía razón. Luego supimos que la tenía sólo por definición –el matiz es importante– y entendimos porqué se acabó convirtiendo al catolicismo, por ejemplo. Efectivamente, los tiempos cambian... siempre. Ese es el contexto de la mal llamada revolución sexual. En realidad, constituyó una mera ideologización coyuntural y desconcertantemente ingenua de determinadas conductas y actitudes, no siempre relacionadas con la sexualidad. La mayoría de esos cambios revolucionarios fueron efímeros. Pasaron a mejor vida hacia finales de los años ochenta, como consecuencia de la pandemia del sida. Lo que hacía sólo quince años se denominaba amor libre, pasó a llamarse simplemente promiscuidad. Todo un abismo semántico...

Curiosamente –o no– las dos grandes relecturas críticas de aquellos tiempos convulsos vinieron de la mano, casi al mismo tiempo, de dos norteamericanos de origen asiático: el ensayista Francis Fukuyama y el cineasta Ang Lee. La tormenta de hielo (1997) es quizá la película más deprimente y a la vez más lúcida del director de origen taiwanés,y está basada en la novela homónima del escritor norteamericano Rick Moody (The ice storm, 1994). Por su parte, La gran ruptura (1999) constituye sin duda uno de los textos más elaborados y conceptualmente sólidos de Fukuyama. Desde dos lenguajes diferentes, ambos autores bucean en las contradicciones de aquella supuesta revolución sexual, así como en la de sus variopintos aledaños y múltiples consecuencias. Obviamente, en aquel momento existían docenas de filípicas ultraconservadoras relacionadas con estos asuntos, que se planteaban casi siempre desde el integrismo religioso, la cerrazón moral u otras ideas de tono rupestre y primario. Lee o Fukuyama, en cambio, no moralizaban, sino que justamente se dedicaban a denunciar el denso y confuso tufillo moralizante de esa supuesta revolución. Lo que irritó entonces a una cierta izquierda es que La tormenta de hielo no constituye un libelo visual reaccionario, sino una denuncia claramente progresista de la viscosa hipocresía que reinaba en aquellos tiempos del todo vale. Para evitar suspicacias, no olvidemos que Ang Lee rodó posteriormente Brokeback mountain (2005), que es quizás la dignificación más honesta de la condición homosexual que se haya hecho nunca.

Por razones obvias, uno de los aspectos más controvertidos del proceso de ideologización que acabó denominándose impropiamente revolución sexual radica en las variadas legitimaciones y/o apologías de la pederastia que se produjeron en ese momento. Conviene aclarar que ese tipo de ideas ya están presentes en la tradición grecolatina, aunque aquí no vamos a referirnos a la Atenas del siglo IV a.C. sino a cosas que se decían con toda normalidad hace tan solo tres décadas. Ya hemos advertido al principio que conviene ser muy cautos con la pesada carga de estupidez de ciertas preguntas: ¿la pederastia es de izquierdas o de derechas, religiosa o laica, clásica o vanguardista? No, no, no. Lo que debemos averiguar es de dónde proviene exactamente el discurso legitimatorio que la acabó normalizando no hace tanto. Ese, y no otro, era el verdadero núcleo del debate que se produjo hace unos meses en relación a ciertas denuncias contra clérigos católicos por supuestos abusos. Se trata de un debate que se cerró en falso. El origen del discurso legitimatorio que comentamos –no de las prácticas, que por desgracia son antiquísimas– es muy concreto. En el momento en que el sexo fue conceptualizado sólo como un mecanismo liberador, sin más, las hormonas quedaron inexorable y severamente ideologizadas. No nos cansaremos de repetir que todo eso pasó en el periodo más tenso de la guerra fría, cuando todo, fuera importante o banal, quedaba connotado y formaba parte de una irreductible polaridad ideológica. El resto fue obra de la estética de la transgresión banal, tan propia de la época, así como de indigestos cócteles de Freud, Marx y Lévi- Strauss, agitados por maîtres à penser en las mejores brasseries de París. Como catalizador, un viejo paper elaborado en 1948: el Informe Kinsey. Desde una perspectiva metodológica, el informe Kinsey era un auténtico despropósito (para algunos, un fraude científico premeditado) que parecía tener como única función la homologación estadística de determinadas conductas, entre ellas la del propio investigador durante su adolescencia. Alfred C. Kinsey abogaba por la idea del continuum sexual, en la que no había exactamente hombres ni mujeres, ni homosexuales ni heterosexuales, ni adultos ni niños. Todo quedaba sujeto a una escala y, en consecuencia, todo era relativo. ¿Era aceptable la sexualidad entre adultos y niños? Respuesta: "¿Qué es un adulto, qué es un niño?". A todo ello habría que añadir que las identidades sexuales son meras construcciones culturales (Foucault) y que el poder se agazapa en ellas para dominarnos (aquí la lista seria larguísima: desde Wilhem Reich hasta Herbert Marcuse, pasando por el sociólogo valenciano Josep-Vicent Marqués, fallecido hace poco).

En sí mismo, abstractamente, ese proceso de relativización no sólo era legítimo, sino también necesario: las enormes oscilaciones que ha experimentado la noción de mayoría de edad, por ejemplo, tanto desde un punto de vista histórico como geográfico, resultan indiscutibles. El problema es que en aquel preciso contexto la anterior constatación quedaba subordinada a un objetivo puramente ideológico que, a su vez, confluía en un proceso de cambio social muy profundo. Esas son precisamente las turbulencias que condujeron a que una película como La pequeña (1978), de Louis Malle, protagonizada por una niña de 12 años (Brooke Shields), que hacía el papel de prostituta y aparecía completamente desnuda, fuera recibida en la época con toda normalidad. Hoy, por muchísimo menos, Malle tendría serios problemas. En la España de la misma época las cosas eran muy parecidas. En 1979, la Orquesta Mondragón publicaba el disco Muñeca hinchable, con letras de Eduardo Haro Ibars, que decían cosas como esta: "El hombre de los caramelos (...) a la puerta del colegio / espera para hacerte feliz / Y si deseas con él disfrutar / no te debes niño asustar / El tiene siempre lo que te hará gozar". El cantante de esa formación, Javier Gurruchaga, tenía, por cierto, un papel secundario en una película que Pedro Almodóvar rodó al cabo de pocos años, ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984). En una determinada escena, su personaje pedía permiso a la madre de un niño de unos ocho o nueve años, interpretada por Carmen Maura, para consumar en toda regla una especie de matrimonio pedófilo. No hay en esa escena ni un atisbo de denuncia, sino todo lo contrario.

Debate por zanjar

Antes hemos apuntado que el debate acontecido hace unos meses sobre las múltiples denuncias de pederastia interpuestas contra determinados clérigos católicos se cerró en falso. Interesadamente, se exageraron unas cosas y se omitieron otras. Además, la Iglesia católica tuvo una actitud titubeante y ambigua, que contribuyó a elevar mediáticamente determinados rumores a la categoría de hechos. El papel de algunos intelectuales fue también decepcionante: en cuestión de semanas, muchos pasaron de relativizar jocosamente el caso Polanski a rasgarse la túnica por otros casos similares que se atribuían a curas. He aquí, justamente, el motivo básico por el que el mencionado debate se zanjó en falso: nadie quiso reconocer el trasfondo ideológico del asunto, que conducía por fuerza a una severa revisión de lo que en su momento dio en llamarse revolución sexual. La pederastia está documentada desde hace muchos siglos, pero su legitimación data de hace bien poco, al menos en un sentido moderno. No es casual que la primera gran reprimenda que recibió el icono generacional de Mayo del 68, Daniel Cohn-Bendit, estuviera relacionada con sus fantasías sexuales con niñas de cinco años.

Cerremos el artículo con la misma pregunta estúpida con la que lo hemos iniciado: ¿el sexo es de derechas o de izquierdas? Ideologizar determinadas pulsiones humanas, sean del tipo que sean, resulta, como mínimo, absurdo. Pero olvidar la realidad de esa ideologización, que en el caso que comentamos se produjo hace poco más de una generación, es directamente deshonesto. El sexo, en todas sus versiones, no es ni de derechas ni de izquierdas, ni religioso ni laico, ni antiguo ni moderno, ni progresista ni conservador. Y la pederastia es un tema incómodo, pero real, y por eso no conviene enterrarlo ahora precipitadamente con excusas de derechas o de izquierdas, con subterfugios religiosos o bien laicos, con viejas falacias o con sutilezas posmodernas recién pintadas. Ya que, por desgracia, el tema está sobre la mesa, tratémoslo honestamente.

MÁS INFORMACIÓN

¡Es una ordencita!

...la hombría, que tan nítida parece, es imaginaria y grial: siempre falta o sobra algo para ser hombre de veras.

ELOY FERNÁNDEZ PORTA

Cultura|s La Vanguardia,  Miércoles, 27 octubre 2010

El capo es una leyenda, una invención colectiva.Un hombre da una orden. Con voz pausada. Pero firme. No mira alos ojos, es claro yescueto, y adopta el aire despreocupado de quien sabe que su autoridad no requiere aspavientos.

Nadie obedece.
(Plancha, silencio, pero cómo, grrrrrrmpfs.)

Grrrrepite el mandato, esta vez a voz en cuello,énfasis, braceo y voto abríos. Ahora los subalternos sí acatan,pero lo hacen de manera cansina,arrastrando los pies o con una celeridad guasona: como si su obediencia no fuera el efecto del poder sino el gesto de conmiseración que merecen los pobres de espíritu. “Si es que yo no tengo un jefe: tengo un matasuegras”.

Esta escena se encuentra en todos los géneros cinematográficos que se ocupan de la construcción de la masculinidad. En el cine de gánsters, en El Padrino;es la única secuencia protagonizada por Fredo Corleone, el hermano mayor que siempre será tratado como benjamín, yque, aquí lo vemos, necesita cinco gritos para echar del salón alas golfas que contrató. En el cine negro, en Sólo quiero caminar,donde el sicario, más severo pero no más eficaz, ordena –“¡Llamen aGabriel!”– con elegancia de lord primero, y después con bullebulle de tebeo, ya saben, con !!! y con #¡ y también con ('. Ejemplos recientes aparecen en el cine bélico, así el cabo cobardica de En tierra hostil.

¿Y quién sabe mandar? El capo,claro, está. Él no sólo tiene el cetro: también lo sabe blandir. Al Pacino, quién si no, es un maestro de la modulación de voz. En su actuación más meritoria logró cambiar de tono siete veces en sólo cuatro frases, sin resultar histriónico; con cada inflexión modulaba el estado de ánimo de sus interlocutores, que quedaban, así, atrapados en la voz de mando. La escena de la orden fallida muestra una jerarquía, o más bien la naturaliza, dando a entender que el liderazgo es cuestión de carácter.

Pero hay otra forma de verlo. Así como el capo es una leyenda, una invención colectiva pergeñada con anécdotas, infundios y susurros, la orden bien dada no existe. Su lugar, inefable, sería, precisamente el punto intermedio entre las dos actitudes: entre la ordencita de Ned Flanders y el arrebato mandón
del Super de la T.I.A. Así: ni susurro ni berreo; ni contención ni apremio. Parece fácil. Inténtelo. Deje el diario en la mesa, póngase en pie con parsimonia y dé La Orden aquienquiera que tenga al lado.

¿Ya de vuelta? ¿O aún sigue ahí? Sea como fuere, acaba usted de comprobarlo: esa cualidad, la hombría, que tan nítida parece, es imaginaria y grial: siempre falta o sobra algo para ser hombre de veras.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Sobre la incesante violencia de género


Autor: IGNACIO MORGADO 3 Mayo 2010
 

FUENTE: http://www.inteligenciaemocionalysocial.com/413/uncategorized/sobre-la-incesante-violencia-de-genero

Es lamentable, pero hay que repetirlo: la violencia de género no cesa. Hace algún tiempo mi colega Enrique Echeburua y yo escribimos un largo artículo en el diario El País en el que analizábamos las causas de este tipo de violencia y proponíamos medidas, que hoy, a la vista del mantenimiento de la sangría, quizá vale la pena repetir.

Desgraciadamente, el tiempo nos viene dando la razón cuando decíamos que “las medidas que miran hacia el agresor, aunque necesarias, no parecen suficientes para solucionar el problema”. Proponíamos entonces mirar a las víctimas potenciales, a las propias mujeres, como un camino adicional y quizá más efectivo para lograrlo. Insistíamos en medidas de largo plazo como la educación temprana de las niñas en la detección de los individuos violentos pero, especialmente y como mecanismo último de seguridad, decíamos que cuando la mujer ya esté atrapada en la tela de araña de su pareja violenta y expuesta a su peligro la solución debería consistir en instruirla convenientemente para, llegado ese caso, protegerse a sí mismas detectando tempranamente las conductas de riesgo sin subestimar el peligro a que pueden estar sometidas y sin sobreestimar tampoco su propia capacidad de control de la situación.

Controlar los impulsos emocionales propios y los de la pareja puede ser la solución ante la violencia de género (Imagen de Irma Gruenholz).
Se trata de convertir cuanto antes a las mujeres amenazadas en auténticas psicólogas capaces de controlar sus propios impulsos emocionales y los de su pareja. Estamos viendo como muchos de los asesinatos de estos días resultan de situaciones de conflicto y tensión en el reencuentro de los miembros de la pareja. Pues bien, hay que evitar que las mujeres amenazadas, por ignorancia o temor adopten posturas o se expongan a situaciones que desencadenen los impulsos violentos de su agresor. Eso puede haber ocurrido en muchos casos de asesinatos donde la pérdida del propio control emocional de la mujer o un particular modo de comportarse ha soliviantado y desatado la ira de su pareja violenta. La vida de muchas mujeres está en juego y es lamentable que la pierdan por actuar con ignorancia. Deben pues aprender a comportarse con inteligencia y paciencia en cada situación de conflicto de género.
Es decir, deben ser instruidas para saber cómo comportarse en todo momento con su pareja violenta y cuándo y cómo anunciar una separación y proceder a la misma, si eso es lo deseado o conveniente. Deben tener también muy claro que la separación no estará plenamente consolidada y el peligro desaparecido hasta que la misma no sea plenamente asumida por el agresor. En nuestro país tenemos un buen número de buenos psicólogos profesionales que pueden trabajar en la elaboración de los protocolos y programas de conducta convenientes a cada caso. La magnitud de los asesinatos de mujeres justifica con creces una mayor inversión económica en instituciones y equipos especializados en la labor de ayudar a las víctimas reales y potenciales de la violencia de género.

jueves, 7 de octubre de 2010

Maturalismo: las tendencias de consumo de los baby boomers


El término "maturalismo" fue acuñado hace cinco años para describir las tendencias de consumo de los "baby boomers"

Joana Bonet | www.joanabonet.com | LA VANGUARDIA 06/10/2010
Algo tenía que suplir la ausencia de publicidad de cigarrillos. Y sobre todo su iconografía en el imaginario sexual. Las volutas de humo como exhalación de placer, los dedos acercándose lentamente a los labios, y la suma de tres verbos conjugados a la vez: mirar, fumar, desear. Hace un tiempo, la periodista Maricel Chavarría se preguntaba en este periódico qué sustituía hoy al tabaco en la pantalla grande. De las boquillas de la Dietrich en El Ángel Azul hasta las pipas de agua de La dama de Shanghai, el cigarrillo marcaba un tempo en la narración, un compás de espera útil para aproximarse o alejarse, dotar de mayor drama a una acción y dispuesto casi siempre a favorecer la intimidad. El cigarrillo como prótesis del arte de la seducción, y como comodín social cuyo ritual de encender, tirar la ceniza y apagar la colilla está hoy en franco declive. En el cine actual sus protagonistas fuman poco, y quienes lo hacen son neuróticos, o anticuados. No importa que el cigarro haya sido tan buena compañía para escribir o para esperar. Ni que el boom de los años cincuenta, gracias a series como Mad Men, nos muestre una sociedad infiel y adicta, repleta de ceniceros a rebosar.
 
Hoy vivimos en la transparencia y el nuevo f(lujo) –f(luxury) llaman a la tendencia de buscar algo único que no sea vulgar, ni accesible, ni contaminante, en lugar de anhelar lo más caro y más grande–. En algunos estados de EE.UU. ya se ha prohibido que la gente fume en los parques infantiles, y en el Reino Unido el Gobierno quiere impedir por ley que los fumadores puedan adoptar e incluso acoger niños.

La sociedad sin humos constituye una tendencia universal propia de un mundo menos temerario. Progreso y moderación van de la mano, al igual que el mercado. Y este quiere aprovechar el agujero que ha dejado el tabaco, con sus publicidades sexis de lápices de labios y hombres a caballo, sustituyéndolas por un mundo de golosinas. Consumo naif, pero con una nueva imagen para adultos. Le llaman maturalismo –una abreviación de materialismo maduro– y fue acuñado hace más de cinco años para describir las tendencias de consumo de los baby boomers. Su reto consiste en tratar a la audiencia como consumidores sofisticados y expertos. 

Exigen que un producto sea eléctrico y se acompañe de una invitación atrevida. Que vaya más allá de lo previsible y los sorprenda. De ahí que, de repente, hayan empezado a proliferar publicidades de chicles, caramelos o helados con un alto contenido erótico. Smint, por ejemplo, utilizó el eslogan "nunca el frescor fue tan ardiente", y en las tiendas de Abercrombie & Fitch te reciben musculosos modelos semidesnudos que se prestan a hacerse fotos con los clientes. A partir de un producto, el nuevo marketing construye una pseudoideología, una especie de club privado para sus consumidores, que buscan lo subversivo, satírico o provocador en la forma, no en el contenido. Los helados icecreamists, por ejemplo, se han publicitado como "más Sid y Nancy que Ben & Jerry", y sus anuncios están protagonizados por mujeres con atuendos góticos y vampirescos embadurnándose el cuerpo de helado.

El maturialismo se presenta como una versión premium del rusticismo urbano. Dicen los expertos en marketing que nunca se había dado un consumidor tan inteligente y experimentado. La exigencia, y más con la coyuntura de la actual crisis, ha aumentado y se han disparado las reclamaciones a escala mundial. Además de calidad, la gente quiere comprar a un precio razonable pero también reclama un plus de experiencia y en pocas ocasiones un compromiso moral. La foto es inquietante: una tropa de maturalistas ex fumadores atiborrándose de golosinas, sedientos de seducción.

martes, 5 de octubre de 2010

¿Qué significa hoy ser rebelde?

LA VANGUARDIA, Tendencias / Lunes, 4 de octubre de 2010

José R. Ubieto. Psicólogo clínico y Psicoanalista


Cada generación tiene su propia “marca biográfica”, ese hecho colectivo que está presente en buena parte de su vida, sea una guerra, una postguerra, la caída de una dictadura una catástrofe natural o un atentado terrorista. Cada uno luego deberá hacerlo suyo y vivir con eso, con respuestas diversas, desde la resignación hasta el afrontamiento.

La generación de nuestros jóvenes y adolescentes tiene como particularidad haber nacido y vivido en el bienestar, sin conocer, hasta hace poco, privación alguna (excepciones aparte). Junto a ello comparten el hecho digital como acontecimiento global que ha marcado y marcara su vida.

Su futuro ya es otra cosa porque todo indica que los pronósticos de los sociólogos van camino de cumplirse: será la primera generación que vivirá peor que sus padres, con mayor precariedad (laboral, vivienda,..).

Y además esa promesa del Don’t worry, be happy se ensombrece con los desafíos existentes, sostenibilidad, guerras, convivencia social,..Allí tienen sus causas y por eso la rebeldía que muchos de ellos muestran es legítima y necesaria para la sociedad, la mantiene viva y fuerza el debate sobre aquello instituido que tiende a la inercia. A esa rebeldía se suma la propia de la edad, esa que contribuye a la emancipación.

La cuestión hoy son las formas que toma esa rebeldía, los canales que encuentra para manifestarse. Tradicionalmente las vías estaban abiertas por las generaciones anteriores y los jóvenes se sumaban a ellas con su propio estilo. Vías políticas, religiosas, culturales o incluso deportivas. Hoy esas referencias intergeneracionales han perdido buena parte de su peso, ni siquiera los partidos políticos mas afines son capaces de acoger esas manifestaciones que los desbordan.

Esa ruptura con la historia provoca efectos nuevos y uno de ellos es el abandono a sí mismos en que se encuentran estos movimientos, que huérfanos de otras referencias, se acogen al prefijo anti como bandera colectiva. La psicología de las masas nos enseña que estar en contra de algo o de alguien es un principio de la constitución de un movimiento, y de entrada puede ser muy productivo (lo vemos en la política misma, en extrañas alianzas), pero es claramente insuficiente para construir un futuro. Y lo peor es que ese ideal ausente cede el lugar de mando a la satisfacción de la destrucción del otro o de los objetos, ese goce que parece formar una comunidad que corre el riesgo de no tener otro lazo que la expresión de ese odio colectivo.

No es casual que bajo esa bandera encontremos figuras tan diferentes como los jóvenes bienintencionados que denuncian las injusticias del sistema y junto a ellos toda una panoplia de personajes muy precarios, desinsertados de sus vínculos familiares, laborales y sostenidos muchas veces por consumos de tóxicos. Sin olvidar a los que hacen ganancia del rio revuelto y usan en su propio beneficio la protesta.

Criminalizarlos y homogeneizar las respuestas sólo generará más violencia y segregación. Tampoco parece que abandonarlos a su propia destrucción, dejarlos impunes a ese odio de sí mismos, odio por lo que a cada uno le resulta insoportable de su propia existencia, sea una buena salida.

Podemos, en cambio, aprender de la experiencia clínica y educativa que nos muestra como esos jóvenes rebeldes son los primeros interesados en encontrar un partener adulto para construir ese futuro que les inquieta. Dar lugar a su rebeldía y limitar los efectos destructivos no deben ser excluyentes.

sábado, 2 de octubre de 2010

RELACIONES AFECTIVAS Y ESPECULACIÓN

http://www.lavanguardia.es/free/edicionimpresa/res/20101002/54015089549.html?urlback=http://www.lavanguardia.es/premium/edicionimpresa/20101002/54015089549.html

LA ESPECULACIÓN
JOSÉ ANTONIO MARINA  - LA VANGUARDIA 02/10/2010
 
Los especuladores tienen mala fama, y con razón. Sacan beneficio sin esfuerzo.Eneste artículo quiero exponer una tesis: las relaciones amorosas actuales aspiran a regirse por la lógica de la especulación. Pero antes de entrar en tema tan serio, déjenme que les cuente la increíble historia de esta palabra. Especular procede de espejo. Significaba "observarse en el espejo".¿Cómollegó a designar una manera de hacer negocios? La etimología de las palabras es una metáfora de nuestra vida. Para entender el sentido de lo que nos pasa, casi siempre tenemos que remontar el curso del tiempo, buscar nuestra etimología personal, que,comola lingüística, suele ser una mezcla de motivos y casualidades. De"observar" a secas, la palabra especular pasó a significar "observar en la mente", y de ahí a "observar SÓLO en la mente", por ejemplo, al experimentar espejismos, o al dejarse llevar por meras especulaciones, sin fundamento real.A partir del siglo XVIII, en contextos bancarios, designó "suposiciones imaginarias sobre las ganancias". Delo que se trata es de utilizar los espejismos de valor para sacar un provecho mayor del que corresponde a la inversión. Pues bien –y así vuelvo al origen del artículo–, los amantes actuales quieren sacar beneficios desproporcionados a su inversión. Esto había sido una aspiración normal en los amantes masculinos. Toda la ideología sacrificial de la mujer en el matrimonio y en la maternidad –la abnegación, la resignación, la obligación familiar– conducía a eso.

Ahora, en una situación más igualitaria, la especulación amorosa se ha generalizado. Comono quiero adornarme con plumas ajenas, he de advertir que no soy el primero en introducir conceptos económicos en las relaciones intimas. Gary Becker, premioNobel de Economía, lo hizo es su teoría de la familia.Y Vicente Verdú ha hablado del renting emocional como modelo de relaciones de pareja. Alquilo tus servicios emocionales mientras funcionen, sin más pretensiones ni esperanzas. Esto es una novedad, porque las relaciones afectivas se han visto siempre desde el prisma de la "inversión a largo plazo".Noera un capricho.Me detengo un momento porque no sé si intentar explicarles un complejísimo asunto en las pocas líneas que me quedan.Me arriesgo.Hay normas antiquísimas a veces transmitidas emocionalmente, cuyo sentido no comprendemos y que, sin embargo, están fundamentando cosas que nos parecen imprescindibles.Una de ellas es la "inversión a largo plazo". Los antropólogos nos dicen que los intereses sexuales de hombres y mujeres pueden ser diferentes cuando se refieren a la maternidad: la posible madre necesita que su pareja esté dispuesta a "invertir" tiempo y recursos en el cuidado del hijo. Pero no es sólo eso. La convivencia es complicada y exige un proceso de ajuste desagradable, que sólo está justificado con planes a largo plazo. Si no es este el caso, ¿para qué voy a hacer el mínimo esfuerzo? El zapping se está instalando en nuestra vida diaria a todos los niveles. Pulso el mando, y si lo que aparece no engancha mi atención en treinta segundos, cambio a otro canal.Nopuedo perder tiempo. Quiero que el otro –sea la televisión o la pareja–me ofrezca dividendos, sin que yo tenga que invertir nada. Los economistas nos dicen que una economía basada en la especulación fracasa inevitablemente. Como hay que aprender sobre todo de todos y en todos los sitios, aprenderé de los economistas en asuntos amorosos.¿No les parece curioso?

lunes, 13 de septiembre de 2010

SOCIOLOGÍA DE ALCOBA: Un sondeo del CIS sugiere que los ricos tienen una vida sexual más creativa

El sondeo, encargado por Sanidad, pregunta a los ciudadanos si les gusta atar a su pareja  |  La segregación es por sexo, edad, tamaño del municipio, situación laboral y nivel social  |  El estudio incluye preguntas sobre salud sexual y reproductiva útiles sociológicamente

CARLES CASTRO | LA VANGUARDIA Barcelona | 11/09/2010

Numerosos sondeos del Centro de Investigaciones Sociológicas preguntan a los ciudadanos por su grado de felicidad, su satisfacción con la vida, la sinceridad de sus vecinos o si suelen asistir a la misa del Gallo. En algún caso estas preguntas pueden parecer insólitas pero ayudan a radiografiar el país y las actitudes e inquietudes de sus habitantes. Y, de paso, brindan al poder de turno –ya que muchas encuestas del CIS responden a convenios con algún ministerio– una imagen muy precisa de la psicología de los electores. De ese modo, es posible saber que (siempre según el CIS) los mayores niveles de satisfacción emocional se registran entre las personas situadas en el centro político o que los jóvenes de centroizquierda e izquierda se lavan menos la cabeza que los de centroderecha.
Algunas preguntas, sin embargo, parecen evidenciar una gran curiosidad sobre los hábitos más íntimos de los españoles. Es el caso de algunos de los sondeos realizados por encargo del Ministerio de Sanidad, que indagan sobre la frecuencia con que los ciudadanos practican el sexo, dónde prefieren realizarlo y si utilizan bolas chinas o grilletes para acompañar las relaciones sexuales. Concretamente, el estudio 2.738 del CIS ofrece una imagen muy completa de las "actitudes y prácticas sexuales de los españoles", aunque con un nivel de detalle bastante llamativo.

El sondeo –que incluye también numerosas preguntas sobre salud sexual y reproductiva– empieza interesándose por la vida amorosa de los españoles y concluye que más del 75% se sienten satisfechos o muy satisfechos. Sin embargo, llevados por su celo profesional, los autores del estudio segregan la muestra a partir de variables como el género, la edad, el tamaño del municipio, la situación laboral o el nivel social de los encuestados. Y de esa manera es posible saber que la satisfacción con la vida sexual es superior entre las personas de clase social alta (72%), que entre las de clase baja (37%). O en otras palabras, el dinero no da la felicidad, pero parece ayudar bastante.

Para dilucidarlo, la encuesta penetra en la intimidad de las alcobas con el objetivo de ofrecer detalles sobre las enormes desigualdades sexuales. Por ejemplo, mientras casi el 80% de los consultados de clase alta tienen pareja estable, sólo un 65% de los de clase baja disfrutan de esa situación. Y lo que es más significativo: mientras la mitad de las personas de clase media, media alta o alta que tienen pareja estable sostienen relaciones sexuales con ella, ese porcentaje cae al 24% entre los pobres (que además confiesan un nivel de satisfacción muy inferior al resto de categorías sociales).

Pero el sondeo no se queda ahí y pregunta por el número de parejas sexuales que ha tenido cada uno de los encuestados a lo largo de su vida. Y de nuevo, la respuesta parece dictada por las leyes de la sociología marxista: frente a nueve parejas sexuales de las personas de clase media alta, la clase media baja se ha de conformar con sólo tres a lo largo de su vida. Claro que el estudio no aborda sólo los aspectos más extrovertidos y sociales de la sexualidad sino que se adentra en el ámbito de la introversión y la experiencia más individual. Para ello, pregunta sobre la masturbación (que paradójicamente suscita mayor comprensión entre los ricos que entre los pobres) y sobre su práctica concreta. Y el resultado, otra vez, revela grandes desigualdades sociales: mientras un 75% de las personas de clase alta confiesa esa práctica, la tasa cae al 34% entre las personas de clase baja.

Apartir de ahí, la encuesta desnuda hasta extremos insólitos los hábitos sexuales de los españoles. Así, los encuestados son preguntados sobre sus necesidades sexuales (algo mayores entre los ricos que entre los pobres, según el sondeo) o sobre su inclinación a ser más o menos imaginativos a la hora de practicar el sexo. El estudio refleja que el sexo oral tiene mayor predicamento entre los ricos que entre los pobres, que el vibrador encuentra su mayor nivel de aceptación entre las clases media baja y baja, y que las bolas chinas arrasan entre las personas de clase baja que utilizan juguetes de carácter sexual (un grupo, este último, que en ningún caso recurre a grilletes). Eso sí, tras preguntar por el uso de sustancias estimulantes o de cremas lubricantes, el sondeo concluye que la cama es el lugar preferido por todas las clases sociales.



Dones alfa. Mujeres alfa.

"Alfa" ("alpha"), la primera lletra de l'alfabet grec, significa "la millor" o "la primera". Una "dona alfa" destaca en tots els aspectes de la vida, incloent-hi l'acadèmic i l'empresarial, amb total autonomia en l'àmbit sexual. El terme va ser utilitzar per primera vegada per Dan Kindlon, professor de psicologia de la Universitat d'Harvard, quan va reflexionar sobre aquestes dones segures de si mateixes, amb unes capacitats excel·lents per al lideratge. Qui són les dones "alfa"? Quines característiques les defineixen? Amb les psicòlogues Mercè Conangla i Laura del Caño, i la sociòloga Cristina Sánchez-Miret.
 

"Los hombres no son los únicos que se equivocan en su actitud hacia el otro sexo. Estoy harta de que los medios hablen continuamente de violencia de género" Valérie Tasso

FUENTE:
http://www.magazinedigital.com/reportajes/sobre_ellos_y_ellas/reportaje/cat_id/112
12/09/2010

Sobre ellos..."El hombre está desconcertado por la mujer de hoy"

Texto de Francesca A. Crispino
Foto de Marc Arias

Valérie Tasso. Nacida en Saint-Dizier (Francia) en 1969, lleva casi 20 años viviendo en Barcelona. Desde su exordio con Diario de una ninfómana, el sexo ha constituido la clave de toda su obra. Atractiva, curiosa, aficionada a las etimologías, la escritora acaba de estrenar su primera novela de ficción, Sabré cada uno de tus secretos
Escritora y sexóloga, Valérie Tasso ha hecho de su afición por el sexo y la sensualidad su oficio. Su elegancia es un arma que ha utilizado desde el principio, desde que empezó su carrera en el mundo de la empresa. “Aunque he sido siempre una persona muy asequible, me gustaba jugar con mi parte autoritaria, reforzada por el hecho de ser jefa. Era un mecanismo de seducción que he ido ensayando poco a poco.”

Lo que más le atrae de un hombre es su cerebro, “su coco, que sea inteligente. Cuando una persona te aporta mucho intelectualmente, se refleja físicamente también”. Ve la perfección en su pareja, el filósofo y artista Jorge de los Santos, de 46 años, con el que lleva seis. “No me gustan los hombres jóvenes. Creo que, por regla general, las parejas mayores pueden aportarte algo más.”

No se define feminista radical, pero hay hombres que la sacan de quicio: “Los machistas, que siempre presumen de ser grandes seductores y que nunca entenderán tus discursos. Cuando encuentro a uno así, simplemente me voy y lo dejo plantado. ¿De qué vas a hablar con él? No hay comunicación posible”.

Sin embargo, piensa que los hombres no son los únicos que se equivocan en su actitud hacia el otro sexo: “Estamos invirtiendo los papeles: las mujeres han pasado de ser víctimas a verdugos. De esta manera no cambia absolutamente nada en la relación entre los sexos. El hombre está desconcertado. La mujer de hoy es una superwoman: trabaja, tiene hijos, es muy decidida… Un escritor decía: ‘Ellas están esperando aún a su príncipe azul, y ellos creen todavía en una princesa que ya no existe’. Así es, y esto aumenta la guerra de sexos”.

Entonces, ¿cuál sería la solución? “Trabajar mano a mano, porque tan diferentes no somos. Estoy harta de que los medios hablen continuamente de violencia de género. Harta de que los famosos de turno vayan a contar sus historias en televisión. Ahora todo el mundo está maltratado. Lo que hay que hacer es educar, no poner carteles.”

Durante sus estudios y su experiencia de vida, Valérie Tasso ha llegado a la conclusión de que la llamada doble moral victoriana todavía no se ha extinguido: Trabajando como prostituta, lo que más me extrañó fue que mis clientes, todos felizmente casados según su propia opinión, pedían lo que podían encontrar perfectamente en casa”. Según la sexóloga, hay un sentimiento de liberación en ir con una chica de pago: “Hemos creado una dicotomía entre la esposa santa y la puta. En el fondo, la prostitución es el pilar de la familia tradicional”.

Su relación con los hombres ha cambiado tras la publicación del Diario de una ninfómana, escrito autobiográfico sobre el periodo en que trabajó de prostituta de lujo, y que tanto escándalo generó, sobre todo después del estreno de la película homónima en el 2008. “Cuando saqué mi primer libro, los hombres venían como moscas: lo que querían era presumir de haber estado con ‘la ninfómana’. Otros, al revés, se iban corriendo, porque les daba miedo. Yo me reía porque esos hombres no habían entendido nada.”

Tasso, en realidad, ni siquiera cree en el concepto de ninfomanía: “Es un termino que han inventado para controlar la sexualidad femenina: si dejáramos que el deseo funcionase libremente, nuestra sociedad se tambalearía. Nos han negado tantas veces la sexualidad que cuando la hacemos explícita parece que seamos todas unas guarras”.

sábado, 11 de septiembre de 2010

EROS: amor, emociones e identidades de diseño en el capitalismo contemporáneo








Eloy Fernández Porta: Desmenuzando el €®O$ 

Fuente: http://www.revistadeletras.net/eloy-fernandez-porta-desmenuzando-el-e%C2%AEo/

Por Iván Humanes | Entrevistas | 7.07.10
Eloy Fernández Porta durante la sesión de spoken word "€®O$ Session" en la FNAC de Sevilla (Foto: Rubén G. Herrera)

€®O$. La superproducción de los afectos, del autor barcelonés Eloy Fernández Porta (1974) ha sido galardonado con el último Premio Anagrama de Ensayo. En el mismo el autor desarrolla a través de diez teletextos un discurso creativo sobre el amor que se desarrolla en el Mercado Afectivo, donde las corporaciones lo producen, los terceristas obtienen su beneficio y los medios lo transfieren. La sociología de las relaciones personales encuentra en su camino a Ovidio, Shakespeare, Chuck Palahniuk, Paris Hilton, los hermanos Coen, las series de la Fox, Los Planetas y Astrud o los Magnetic Fields. Una actualísima visión sobre la sociología de las emociones para una nueva concepción del término eros.
Comencemos con el título de tu ensayo. Indicas en las primeras páginas que las siglas que conforman €®O$ son una secuencia conceptual, discursiva y material de las relaciones contemporáneas. ¿Qué son cada uno de estos símbolos? ¿Cuál es la diferencia que estableces con el eros clásico?

Mientras iba preparando el libro, que me ha llevado años, de hecho tenía una primera versión preparada antes de Homo Sampler, el anterior ensayo, iba manejando distintos títulos de trabajo. Quería un título que conjugara los dos ámbitos: el materialismo y el afecto. Uno de ellos era MastercArteDeAmar. Durante una temporada el libro se titulaba así pero me di cuenta que eso podía funcionar como título de sección pero no como título de libro, era un poco trabalenguas, así que lo dejé para una sección. Otro título era Emociónese y así, que al final lo dejé para el libro el siguiente, y me quedé con €®O$. El libro gira alrededor de la sociología de las emociones y dentro de esta corriente hay toda una línea, en el capítulo de Hoy me siento Fox lo comento, de títulos que le dan vueltas a estos temas: la comercialización de la vida íntima, la venta de la intimidad, las intimidades congeladas. Yo quería un título que estuviera en esa línea, que transmitiera esos dos mundos, pero que fuera más gráfico, más juguetón, más logo. Y ahí fue cuando di con el título de €®O$, que me permitía conjugar los dos sentidos de lo económico, lo registrado, lo corporativo. Y si al principio me parecía que no cuadraba porque la O no se puede hacer en forma de logo, luego me di cuenta, precisamente, porque la O es una letra, que es el resto humano, alfabético, no comercializado, que sigue existiendo en el amor aunque no lo parezca. Así que la O rodeada de esos tres otros símbolos parece más humana, más verdadera, y ahí una de las tesis del libro: el economicismo no expulsa de las relaciones la moralidad ni la autenticidad del sentimiento, sino que hace que la moralidad se vuelva más importante y más llamativa.
De hecho, en algún momento indicas que esa O puede ser un cero, reducto de la intimidad de la persona… En el ensayo abres con un cartel de Cash Converters que incita a vender los regalos del novio o de la novia por venganza: “Tu novi@ te ha puesto los cuernos? Véngate vendiéndonos los regalitos que te hizo.” En este sentido, háblanos sobre la separación. Dices que la separación es el momento económico por antonomasia, donde el hombre se reformula, se reconstruye, una renovación del sujeto como producto tras la separación.

Yo lo plantearía así: con la separación se acaba el amor pero empieza el discurso sobre la autenticidad el amor, que no es preexistente a la ruptura. Este punto se ve especialmente en el acervo que utilizo como base, que es la elegía amorosa latina, una poesía de amor infortunado donde no existe el amor realizado y el poeta siempre se expresa abandonado, despechado, y ésa es la situación que lo hace poeta y es el momento que permite articular el discurso ético del querer. Antes de la separación la relación ocurría en piloto automático y sin mayores consideraciones morales. Después de la ruptura emerge el discurso moral sobre la sentimentalidad; se podría decir que emerge la masculinidad, porque el hombre se manifiesta como ser herido que se sobrepone al sufrimiento. En cierto modo, tal y como lo plantea esa tradición, la ruptura es el momento de constitución del sujeto -un amante afortunado no tendría nada que decir en el terreno de la poesía, al menos para los poetas latinos-. Me parece especialmente interesante porque cuando se habla de Ovidio y otros autores clásicos se suele hacer una lectura humanista: el amor y la muerte, etc. Creo que habría que leerlo de otra forma, pensar más bien en amor y dinero, entendidos no como dos temas contrapuestos, sino como un tema único que funciona por contraste y por tensión interna. Todo esto se puede trasladar, en algunos casos muy literalmente, a la época capitalismo tardío: la ruptura representa para nosotros el momento de renovación, de socialización máxima, y también la reentrada en la sociedad; quiero decir que la relación amorosa se plantea en algún momento como un “espacio aparte del mundo” y la ruptura es el episodio que permite objetivar, socializar, compartir, volver al buen sentido.
Imagen: Phatom DJ

Esta revisión contable tras la separación, el “cuánto me has costado”, no es un tema que haya sido desarrollado de una manera amplia por la literatura. Da la sensación que en el campo de la música se manifiesta con más frecuencia. Parece como si el capitalismo cueste que penetre en la literatura.

Sin duda, y ocurre por varias razones. Primero porque a una realidad cada vez más materialista le corresponde un discurso público y artístico cada vez más idealista. Aún más que en las épocas anteriores. No somos más irónicos, más descreídos, ni tan siquiera más cínicos que nuestros antecesores -aunque los especialistas en estética posmoderna así lo crean-, sino que precisamente porque vivimos en ese medio le damos más importancia a esos valores. Aquí surge la cuestión de qué ámbitos artísticos han asumido de manera más explícita la economicidad de las relaciones. Por eso en el capítulo de Hoy me siento Fox he propuesto una jerarquía de géneros que se diferencian por el tratamiento que dan al tema de la economicidad del amor: poesía, comedia romántica, cabaret y cómic satírico. Y ahí se ve que cuanto más arriba está un género en el escalafón cultural, más sorprendente resulta el tema del amor interesado y cuanto más vamos bajando en el escalafón más naturalizado, incluso previsible, es ese tema. Y ese análisis me interesaba no sólo para marcar la diferencia entre niveles culturales sino porque cada uno de esos géneros lo veo como una representación de nuestra actitud, de las distintas actitudes que vamos alternando, a la largo del día, en relación con este tema. De tal modo que en un momento determinado nos ponemos poéticos, en otro momento nos relajamos un poco más y nos ponemos en plan comedia romántica, en otro nos ponemos cabareteros y aceptamos la parte de canallada hasta que llegamos al nivel del cómic satírico: el ejemplo que pongo son tiras sobre putas del fanzine TMEO, donde la economicidad de las relaciones es un tema que se da por sentado.
¿Qué ha sido de la pasión romántica? ¿La auténtica inmoralidad consiste en decir que el amor siempre ha existido? ¿Podemos separar el amor romántico y el funcional?

El argumento clásico de la sociología de las relaciones personales, el que sostiene Ulrich Beck, es que el amor-pasión se ha democratizado. Nació como un lujo que sólo podía permitirse el sector más ilustrado de la aristocracia y por medio de un proceso que ha durado dos siglos ha quedado al alcance de todos. Lo prueban metamedios de internet 2.0 que objetivan y convierten en objeto financiero el amor romántico, por ejemplo páginas como Craiglist que permiten que el pálpito amoroso se convierta en un catálogo, en una costumbre y en un código relacional que incorporamos a nuestro saber afectivo. Ahí tengo una diferencia con Beck. La mayor parte de los sociólogos tienden a decir que ese proceso de democratización es “bueno” en la medida en que pone en manos de todos lo que antes era de lujo, y es “malo” porque lo trivializa. Estoy en desacuerdo con esas dos cuestiones. El pensamiento de la trivialización del amor es casi frívolo, es un pensamiento clasista que da por sentado que las cosas molaban más cuando sólo un 0,5 % de la población las podía hacer. El problema con el amor romántico, a mi entender, no es su banalización sino su social-democratización. Creo que las cualidades que se le piden al amante 2.0. puesto al día son las propias de la agenda socialdemócrata. ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir socialdemocracia? Esta es una de las preguntas del libro. Inteligencia emocional, coaching sensitivo, negociación, diplomacia, autoayuda, psicología social aplicada, consejeros sentimentales: todo esto es el traslado del ethos socialdemócrata al mundo de las relaciones personales. En la tratadística amorosa estas cualidades políticas siempre habían aparecido como recursos necesarios en un momento de crisis. Es un momento menor del Ars amandi tradicional. En nuestra época ese momento menor se ha convertido en un momento principal, de tal forma que el ethos diplomático se ha ido imponiendo sobre el ethos romántico. El Ars amandi contemporáneo en ese aspecto en particular es más burgués que romántico.

Has nombrado la red de comunidades, los anuncios clasificados de Craiglist, coméntanos cómo se da esa instrumentalización de la mediación afectiva a través del Ministerio del Afecto y qué es el Imperio de la Mediación Afectiva.

El Imperio de la Mediación Afectiva es el conjunto de terceristas y mediadores que obtienen algún beneficio de la relación, con la particularidad de que la Alcahueta o el Cyrano ya no se quedan esperando a que aparezca un Pánfilo sino que producen de manera técnica y estratégica la falta, producen el panfilismo y nos dicen que faltan ciertas cosas para cumplir con la agenda socialdemócrata. En cierto modo ese papel se ha vuelto mucho más activo que lo que señalaba la tratadística amorosa tradicional. El término “Ministerio de los Afectos” ya tiene que ver con la dimensión literaria del libro. Me parecía necesario darle un giro más cómico y literario, dado que este mundo se entiende mejor si se le echa un poco de teoría conspiratoria y se presenta como una disputa entre corporaciones que aspiran a dominar un terreno de la vida afectiva, bien sea el pálpito, el preacuerdo de divorcio, la confidencia o la trama de la amistad en Facebook, así que nuestras amistades, relaciones, etc. cobrarán uno u otro signo en función de qué corporación gane la partida.
Imagen: Fox TV
En uno de los capítulos de tu ensayo, titulado Queen Lear, realizas la comparación entre el reality donde Paris Hilton debía elegir a su mejor amiga con el drama clásico del Rey Lear. ¿Todos, de alguna forma, buscamos el reconocimiento mediático? ¿Son los reality shows laboratorios sociales?

El discurso público sobre los reality shows, tanto el periodístico como el de la alta cultura, siempre viene de personas que tienen garantizada la vida social y afectiva. Cuando se le pregunta a la gente qué opina de los reality o si usa Facebook se le pregunta a un famoso y suelen aparecer comentarios humanistas y moralistas sobre ese asunto. Pregunta a una lesbiana de Murcia que piensa sobre Facebook. Yo le diría a los periodistas: habla con alguien que no tenga la vida afectiva, social y amorosa garantizada y viva en un mundo hostil. En efecto, los reality son la puerta de servicio, desde el punto de vista de la teoría de género, por la que acceden al espacio público algunos sujetos no normativos que no han sido aceptados ni por la cultura general ni por la alta cultura. La alta cultura que no es menos sexista que la cultura popular, que no es menos homófoba que la cultura popular, y que es aún más reglamentadora y homogeneizadora que la cultura popular. En este capítulo quería arrojar el reality show como gran escenografía de las relaciones personales. Hay una parte en la que el reality como casting no es otra cosa que objetivación de los procesos sociales de objetivación y riña. Hay otra parte, quizás más interesante, en la que los reality inventan nuevas lógicas sociales, inventan que una actriz porno se convierta en el personaje más interesante de un concurso y, en efecto, la cuestión es si pones por encima la legitimidad estética, artística, o pones por encima la cuestión del reconocimiento. Y por ahí hay que empezar por la cuestión del reconocimiento en los sujetos que no han sido aceptados.
Slavoj Žižek (Foto: Andy Miah)

Ello enlaza con el capítulo del ensayo Hoy me siento Fox, con los modelos de beneficiencia y escoria que contienen algunas series. Viendo los noticiarios como, en cierto modo, lanzaderas publicitarias y la ficción como un espacio donde la realidad se cuela de forma irónica, ¿estás con el filósofo y psicoanalista Slavoj Žižek cuando dice que los perversos no son subversivos? ¿Sigue siendo legítima la distinción entre información y ficción?

“Los perversos son subversivos” es la primero que dijo Žižek la primera vez que le oí hablar en público, fue en Harvard en el 98 en un seminario que llevaba este mismo título, y que era una crítica a la antipsiquiatría y al heroísmo del perverso tal como se desarrolló en los años 70. No estoy de acuerdo con ese punto de vista. El discurso de antipsiquiatría, como otros discursos de izquierda o de izquierda radical en esa época, se puede caricaturizar o se puede incluso refutar desde el punto de vista científico. Esa época cundió la tesis de que el esquizofrénico era un artista, un héroe, su enfermedad era causada por la institución y a día de hoy sabemos que no es cierto. Queda como un texto literario muy interesante, pero desde el punto de vista científico ya no tiene valor. La perversión es producida rutinariamente por las instituciones que crean la normalidad, las reglas del juego, etc. La definición de perversión es generada por los normalizadores. La idea de que los perversos ya no son subversivos porque están integrados en el capitalismo me parece frívola porque es un pensar de la esencia perdida; presupone que en algún momento hubo una autenticidad pura, una radicalidad pura llámese amor, pasión, vanguardia, punk o perversidad que existía como un diamante debajo de la tierra y luego alguien lo compró, lo manipuló, y le añadió no se qué impurezas. Ese pensar de la esencia perdida es la manera de pensar de un sector de la teoría crítica mayormente del siglo XX. Y no estoy de acuerdo con eso porque creo que entre normalidad y perversidad se da una imbricación mucho más directa. No existe, el perverso en estado puro. Lo que sí existe es la segregación y la jerarquía. Creo que en este libro es donde he hecho más patente esta jerarquía, como una principal preocupación. No sólo entre novelas y cómics, entre alto y bajo, sino principalmente entre sujetos. Ojalá que los perversos no fuesen subversivos, ojalá que la representación pública de las llamadas perversiones sexuales no supusieran una tipificación de los sujetos, pero me temo que se sigue produciendo.
Imagen de "Videodrome" (The Criterion Collection)

¿Y entonces consideras legítima la distinción entre información y ficción?

Considero que los telediarios y el cine se han intercambiado los papeles… Los telediarios dejan de dar noticias y se limitan a colgar videos de Youtube, de violencia extrema siguiendo el modelo que Arthur Kroker llamó televisión de choque, que antes era sólo tele nocturna sobre accidentes de coche y gente que se quema viva, y que David Cronenberg llamó Videodrome. Y, a su vez, el cine –y vuelvo a la comedia romántica- deja de contar historias propiamente dichas y pasa a ofrecer las últimas novedades en materia afectiva, la renovación del sujeto, el último grito en moda íntima. Para mí hay esa imbricación, el telediario Videodrome del que esperamos información en realidad excita la líbido y esa líbido fluye y discurre amaestrada por los cauces que nos da la educación sentimental que nos ofrece el cine, no sólo la comedia romántica, sino el periodismo, el consejismo sentimental, qué tienes que hacer con tu corazón, con tu sexo…
¿A qué denominas en tu ensayo “sentimiento Fox”?

El “sentimiento Fox” es una estructura, un orden con variantes que nos permite articular el materialismo y el idealismo, el mundo del dinero y el de la pasión, en alguna manera el bien y el mal. Evidentemente son temas muy amplios. Para explicarlo recurro a la emoción de estructura del sentimiento de Williams que dice que un modelo narrativo es un problema social solucionado. Es decir, en nuestra vida cotidiana percibimos que falla algo, en este libro lo empezamos a percibir con el título mismo, que Eros está recorrido por el dinero, etc. pero como experimentamos todos esos cambios de puntos de vista a lo largo del día eso nos genera cierta inquietud y ciertas preguntas. Fox las resuelve con secuencias narrativas que permiten modelizar y armonizar todos esos sentimientos. Suelen llevarnos a una conclusión objetivable. House, la misantropía es sólo el disfraz de la abnegación hipocrática. Dirt, la prensa amarilla, la institución mediadora que sonsaca informaciones, roba vida íntima y crea un archivo de vida íntima que tiene un valor objetivo. Ese espacio, que es una representación extrema, caricaturesca del interés en la vida íntima se revelaba en la serie como el único espacio posible para la realización de actos de buena fe y beneficencia: el malvado que cuando comete un acto de bondad esa es la bondad suprema, es mejor que la bondad del santo. En este aspecto creo mucho en la relevancia del melodrama como fuente de muchos géneros de nuestra época, cinematográficos, televisivos, también literarios, porque el melodrama modeliza sentimientos extremos, incluidos sentimientos morales extremos. En ese sentido las distintas variantes de las cuatro maneras de ver el amor y el interés que te comentaba anteriormente Fox las ha captado como ningún otro medio.

Quizás, ya en otro nivel, desarrollas el film Crueldad intolerable de los hermanos Coen, con un final que no es perfecto según comentas, ¿es probable que el final de este film debiera de ser infinito, como tantos otros?

Debería ser infinito como lo son las series televisivas, donde percibimos el cierre como una convención. No creo mucho en el valor significativo del final de la narración. Hay toda una línea de la teoría literaria y cinematográfica que concibe el final como la verdad del relato. En buena parte de los casos el final es percibido por el espectador como una convención y lo más distintivo del acto de contemplación es el proceso y todas esas modelaciones, todos esos distintos tipos de sentimientos. Y esta es una de las razones por las que el formato serial y las series de televisión están en auge, y es que relativizan el final y nos dan a entender que la narración es una serie de variaciones y permutaciones sobre situaciones dadas.
Camille Paglia (Foto: Misa Martin)

¿Estás con la crítica Camille Paglia cuando afirma que “en el circo no hay reglas”?

En el circo hay más reglas que nunca. Paglia trabaja en la historia de las sexualidades y la teoría pagana; yo trabajo en sociología de las relaciones personales. En esos dos ámbitos funcionan premisas completamente distintas. Como comento en el capítulo de Ovidiodrome la teoría crítica pagana, tanto la de Paglia como la de Onfray, los mejores escritores, como estilistas, de todos aquellos que hablan del mercado afectivo, desde mi punto de vista, conceptualmente, es insostenible: hay más reglas que nunca. Mi argumento es más bien que las tesis paganas son tan insostenibles como análisis político o biopolítico como necesarias desde el punto de vista de la sociología de la acción. Es decir, para funcionar el mercado efectivo tenemos que actuar y en cierto sentido razonar como hace Paglia, aunque, a toro pasado, después de la ruptura si tú quieres, sepamos que más bien tengan razón las tesis sociológicas que hablan del orden y el control. Es por eso que no he querido dejar fuera del libro estos discursos, sino darles la razón en los momentos que la tienen. Porque la tienen cuando hablan del impulso que hace falta para ligar, que no es sociológico ni analítico, en la creencia en el valor de nuestros instintos, etc.
Parece que el Imperio Afectivo haya construido una forma de relacionarse que haya trasladado el ámbito íntimo a lo íntimo, ¿cómo ves ahora esta publicidad total de nuestros actos y cómo la ves en el futuro?

La dirección en la que va todo este proceso, lo que lo llamo mercado afectivo, es la publicitación, pero sobre todo la objetivación de lo que hasta ahora era privado. En esto, autoras como Paula Sibilia dice que lo fundamental es la puesta en escena, la publicidad. Hay toda una línea de crítica a internet 2.0. que lo plantea en términos de ego y de individualidad. Yo no lo plantearía así, sobre todo porque esta interpretación parte del mal uso del mal ego. El término ego tal y como lo plantea Freud es que no es otra cosa la fuente de la que mana el deseo. Y en ese sentido no tienen ni una estructura ni una articulación, es una perfecta representación de la dinámica económica y relacional de los metamedios, de los blogs, que se definen principalmente no por redactar textos sino por trazar hipervínculos que son fuentes de relación y de deseo. Por tanto podemos, es la fuente donde mana la información, no entendida como dato puro, sino como dato sensibilizado, privado e íntimo, en algunos momentos más íntimos de lo que presentamos como vida privada. Por lo tanto, para mí el término principal es objetivación, y no creo que se esté generando una cultura más narcisista en el sentido romántico del término.

Iván Humanes Bespín

http://ivanhumanes.blogspot.com