lunes, 18 de agosto de 2008

Generación multitarea, más dispersos, menos eficientes


CAMBIOS SOCIALES Y REVOLUCIÓN TECNOLÓGICA

Cambios sociales ligados a la revolución tecnológica

Generación multitarea

La tecnología permite simultanear actividades, pero los expertos alertan de que puede reducir la capacidad de aprendizaje y memoria


Luis Izquierdo | LA VANGUARDIA adrid | 17/08/2008 | Actualizada a las 03:31h

Un adolescente de hoy hace los deberes en su o r d e n a d o r mientras mantiene activa la ventana del messenger, participando en un chat, escucha música en su mp3, responde a los mensajes de su móvil y descarga una película, rompiendo el mito de que únicamente se puede hacer bien una sola cosa a la vez (por lo menos si eres hombre, según el chiste). No son superdotados, son, sencillamente, parte de lo que los norteamericanos ya han bautizado como multitask generation (generación multitarea) y en la que los estudiosos de la materia integran a los nacidos entre 1980 y 1998.

Otros expertos de internet se refieren a ellos como nativos digitales o como generación Google. Estos adolescentes comparten una nueva forma de comportarse frente a la tecnología. Cómo puede afectar esto a sus cerebros es todavía una incógnita, pero algunos científicos anticipan una pérdida de la capacidad para profundizar en el conocimiento.

La investigadora del Centre de Regulació Genòmica (CRG) de Barcelona Mara Dierssen aclara que "desde el punto de vista cognitivo, hemos de tener en cuenta dos conceptos: tareas secuenciales y tareas simultáneas; muchas de las cosas que creemos que los adolescentes hacen a la vez, en realidad las hacen una detrás de otra, pero a mayor velocidad de lo que las haría un adulto".

"Diferentes estudios demuestran que las tareas estructuradas en torno a la memoria y el aprendizaje se ven interrumpidas si tratamos de hacer una segunda de ese tipo al mismo tiempo. Otra cosa son las tareas automáticas motoras, como escuchar la radio o marcar un número de teléfono que sabemos de memoria. Las automáticas no son interferidas por otras", expone Dierssen, dejando claro qué tipo de labores son simultaneables y cuáles no.

Psicólogos estadounidenses que han analizado la cuestión se refieren a la imposibilidad de realizar dos tareas de aprendizaje al mismo tiempo, como un cuello de botella que impide al cerebro procesar dos labores a la vez.

"Diversos estudios ya han contrastado que aunque la multitarea favorece la capacidad de aprendizaje, éste se revela como muy superficial. Así, la persona que suele estudiar en modo multitarea ve reducida considerablemente la capacidad de adquirir conocimientos en detalle", apunta Dierssen, al tiempo que alerta sobre los posibles efectos que esto puede tener en el cerebro humano.

El psicólogo David Meyer, de la Universidad de Michigan (Estados Unidos), es uno de los especialistas que aportan una visión más positiva del fenómeno, al menos a corto plazo. Explica en varias publicaciones que la multitarea puede ayudarnos a ser más efectivos en determinadas habilidades, pero advierte que en sus investigaciones se ha contrastado que quienes efectúan varias actividades a la vez segregan más adrenalina y hormonas que favorecen el estrés, lo que puede originar a largo plazo problemas de salud, al tiempo que contribuye a la pérdida de la capacidad de memoria.

"Un problema añadido de la forma en la que trabajan quienes lo hacen en modo multitarea es que están siempre haciendo algo, lo que perjudica la consolidación de la memoria. No dejan tiempo para reposar lo aprendido y que los conocimientos se consoliden", abunda Dierssen.

Una investigación llevada a cabo por el psicólogo Russell Poldrack en la Universidad de California-Los Ángeles (UCLA) mostró como quienes aprenden cosas utilizando la multitarea utilizan una parte diferente del cerebro que quienes están concentrados en una sola cosa. A juicio de Poldrack, estos cambios en los mecanismos de aprendizaje alteran el funcionamiento normal del cerebro y pueden hacer perder eficacia a largo plazo, aunque en un principio se tenga la sensación de ser más productivos en nuestra capacidad de trabajo.

"Es cierto que los jóvenes han mejorado su capacidad de procesamiento secuencial. Tardan menos en concentrarse cuando cambian de tarea. Pero también se ha reducido su capacidad de adquirir conocimiento", admite Dierssen sobre los cambios que son palpables en el comportamiento de la generación multitarea y que apuntan la futura evolución del cerebro en esa dirección.

En la misma línea se pronuncia un reciente estudio del británico Joint Information Systems Committee (JISC), elaborado por un equipo de la University College London sobre las necesidades de los investigadores en internet. Concluye que mientras que los jóvenes tienen unas mayores capacidades para utilizar las herramientas de búsqueda, carecen de las habilidades necesarias para analizar de forma crítica la información que encuentran en la web, circunstancia que ha propiciado ese sobrenombre de generación Google.


Más dispersos, menos eficientes

Los docentes critican que internet no mejora la capacidad de trabajo de sus alumnos ni fomenta su curiosidad

Luis Izquierdo | Madrid | 17/08/2008 | Actualizada a las 03:31h

La tecnología ofrece a los adolescentes L infinitas posibilidades para buscar información en la red, pero la mayoría sólo persigue un atajo para hacer sus deberes y ganar tiempo para dedicarse a otra cosa. Por lo menos así lo ven docentes consultados por La Vanguardia,quienes observan más inconvenientes que ventajas en la dependencia de los jóvenes de los gadgets tecnológicos.


"Han nacido en una sociedad en la que le das a un botón y lo tienes todo. No están acostumbrados a esforzarse para conseguir lo que quieren", comenta Laura Moreno, profesora de tecnología en un colegio concertado de Madrid. "Tienen un sentido de la eficacia diferente. Quieren acabar rápido y dedicarse a otras cosas: el messenger, la PlayStation, pasarse vídeos... Están como narcotizados por la tecnología", asegura.

Belén Cid imparte lengua y literatura en un instituto de Oropesa (Toledo), admite que ahora tienen acceso a muchas más fuentes de información, pero opina que los que consultan con una segunda o tercera entrada son los pocos que habrían acudido a otros libros de no existir internet. "No creo que mejore su capacidad de trabajo; pienso que los profesores nos estamos acostumbrando a pedirles menos y que se está perdiendo mucho la memoria", reflexiona.

Astrid tiene 15 años y acaba de terminar cuarto de ESO en un colegio de Reus. Solía hacer los deberes enchufada al messenger, mensajeándose con el móvil y escuchando la tele, pero esta primavera se dio cuenta de que tardaba mucho más de lo razonable en terminar sus tareas escolares. "Me concentraba a ratitos y me daban las tantas sin terminar", admite. Un día decidió cerrar el messenger y apagar el móvil mientras estudiaba. Sólo quedó la tele de fondo. Esta decisión le ha permitido obtener unas extraordinarias calificaciones este curso.

Laura Moreno cree que los niños más enganchados al ordenador suelen ser los que pasan más horas solos en casa y los que obtienen resultados académicos más mediocres.

Belén Cid se ha tomado su tiempo en comparar la materia que ahora se imparte en 4. º de ESO y la que se daba en 2. º del antiguo BUP y estima que se ha reducido a la mitad. "Es verdad que los alumnos son mucho más rápidos que los adultos buscando información, cosas anecdóticas, pero en cuestión escolar eso sirve de poco", considera. Malena vive en la periferia de Madrid y tiene 11 años. Sus padres acaban de instalar un ordenador en su habitación y le permiten acceder al messenger con cierta mesura.

Camino, su madre, explica que pasa algunas horas de la tarde charlando a través de la web con sus compañeras, pero que a cierta hora se apaga el ordenador. "Quiero que lo maneje bien. Ya se baja vídeos de las series que le gustan y juega en red con algunas amigas, pero sé que hay que estar muy atento a lo que hace ahí dentro y poner límites, porque ella estaría todo el día", explica. Y anticipa que a partir de septiembre, cuando empiece el curso escolar, habrá que tasar de forma muy clara cuándo se puede y cuándo no encender esa ventana al mundo cibernético.

"Veo a las chicas más capaces de estar pendientes de todas esas cosas y de atender satisfactoriamente a sus obligaciones escolares. Los chicos suelen conformarse con peores notas, están más enganchados a la consola", opina Laura Moreno.

"La red tiene muchas cosas buenas, pero también muchas malas. Ya se pueden encontrar los resúmenes de cualquier libro, por lo que obligarles a leer y luego pedirles un trabajo y nada más no sirve para nada. Se nota que muchos alumnos copian y pegan frases sin más, pero les da lo mismo", se lamenta Belén Cid. Se ve en la obligación de encargar a sus alumnos cosas que no estén en internet. No lo tiene fácil, la red contiene millones de documentos y los adolescentes son especialistas en navegar.


Una escuela de impaciencia

La navegación por internet se desarrolla hoy a una velocidad que hace sólo cinco años nos parecía un sueño. Y, sin embargo, lejos de satisfacer a los internautas, no ha hecho más que incrementar su ansia de navegar sobre las páginas cada vez más rápido. Así lo confirma un estudio realizado por un equipo del University College London sobre las necesidades futuras de los investigadores en internet, donde se expone que, independientemente de la edad, los usuarios de este medio tecnológico son cada vez más impacientes en la navegación y no muestran ninguna tolerancia cuando las páginas tardan mucho en descargarse.

La mayor frustración se produce cuando se pierde la conexión, momento en que el usuario se siente perdido. Como si internet fuese un servicio tan esencial como la electricidad, el agua o el gas. Lo más común es que el internauta pase los minutos y hasta las horas siguientes tratando de averiguar de forma obsesiva el origen de la desconexión, algo que probablemente no haría si no saliera agua por el grifo.

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