Autor: MAITE DÍAZ
Conseguir que una orquesta suene bien afinada requiere mucho tiempo y esfuerzo por parte de todos sus miembros. Lo mismo ocurre en el ámbito laboral. Pero conseguirlo no es una misión imposible.
1. Cuestión de sinergia. El trabajo en equipo se basa en la idea de que el talento, si se une, se multiplica. Pero los equipos tienen puntos débiles, según el escritor Patrick Lencioni: falta de confianza, compromiso y responsabilidad, temor al conflicto y desatención a los resultados. Potencia en ti esos aspectos clave.
2. Buen ambiente. Es importante que nadie destaque y/o se inhiba en el grupo, que no se confunda la confianza con la amistad y que no existan enemistades insalvables. Para ello, el equipo ha de tener claro su objetivo común y las tareas que corresponden a cada uno.
3. Comparte tus talentos. Si está bien dirigido, el trabajo en grupo se vuelve dinámico y creativo. Es una oportunidad de oro para desarrollar tus habilidades y poner en práctica tus conocimientos. Considera parte de tu trabajo el seguir aprendiendo y mantener una formación continua.
4. En armonía. Si te corresponde la tarea de formar un equipo, elige a personas que sean complementarias entre sí. Si te eligen como parte de un grupo, ten visión de conjunto: reconoce tus puntos fuertes y procura que te asignen las tareas donde puedas aportar más.
5. Buena comunicación. El equipo debe ser libre para expresarse, aportar ideas y sugerencias. Según las consultoras Margarita Martínez y Maribel Salvador, autoras de “Aprender a trabajar en equipo (ed. Paidós): “Llama a los demás por su nombre, valora más los aspectos positivos, haz primero favores para después recibirlos”.
6. Cuidado con los egos. Procura no caer en actitudes que deshacen la armonía del equipo: interrumpir a los demás cuando hablan, utilizar comentarios sarcásticos o descalificadores, dar siempre tu opinión o criticar todas las ideas nuevas.
7. Mantente flexible. Trabajar en grupo no gusta a los individualistas porque conlleva situaciones que no pueden controlar. Si es tu caso, dale la vuelta a la tortilla: piensa que te ayudará a ejercitar la capacidad de adaptarte a situaciones, personas y condiciones nuevas o imprevistas.
8. Coge el conflicto por los cuernos. Asume que, tarde o temprano, surgirá algún problema. Para resolverlo, hay que centrarse en los hechos y dejar de lado las emociones. Lo ideal es reunir al equipo en presencia de un mediador, para que cada cual exprese sus ideas y se logre el consenso.
9. Quejas no, soluciones sí. Como miembro de un equipo, a ti tampoco te gustará trabajar con quejicas. ¿Cómo evitarlo? Una vez más, dando ejemplo: “Aprovecha el trabajo en grupo para desarrollar tu capacidad de ser creativa pensando en posibles soluciones”, aconseja Gueli Enríquez.
10. Madera de líder. ¿Quieres llegar a ser la responsable de tu equipo? Toma nota de las cualidades del buen líder, según las consultoras Martínez y Salvador: actitud positiva y comunicativa, óptima aptitud en cuanto a técnica y habilidades, capacidad de motivar...
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