Fuente:LA VANGUARDIA, 21-1-2009
Entre el año 2000 y 2008 se ha doblado el número de adolescentes ingresadas en centros de internamiento de Catalunya, a los que llegan los casos más graves
La violencia y los delitos con patrón masculino crecen en las adolescentes
Ellos son más violentos, pero ellas les ganan en pequeños hurtos | Ahora se hacen más visibles unas conductas que ya existían años atras
Cada vez suman más en las estadísticas, aunque en números globales siguen siendo minoría. Los actos violentos protagonizados por chicas adolescentes han aumentado en los últimos años y su estilo de vida se equipara ya -en algunos comportamientos propios de la cultura juvenil- a las conductas de los chicos. Fuman tanto o más cannabis que ellos, beben lo mismo y, en el ámbito delictivo, incluso superan a los varones en la comisión de pequeños hurtos.
Aunque la cara más extrema de la violencia sigue siendo cosa de chicos. ¿Son ahora las chicas más violentas que haceuna década? ¿Delinquen más que antes?
Si el análisis se basa sólo en lo recogido en las estadísticas la conclusión es que sí. En Catalunya, los centros de Justicia Juvenil atendieron en el primer semestre de 2008 a un total de 5.258 menores. Eso supone un descenso de casos del 7,55%, respecto al mismo periodo del 2007. Pero ese decrecimiento no se ha registrado en los ingresos en centros de internamiento, a los que llegan los casos más graves. Y es ahí donde más ha crecido el número de chicas.
Entre el año 2000 y el 2008 se ha doblado (del 5,19% al 10,38%) el número de chicas adolescentes ingresadas en esos centros. Más de la mitad de esos menores (la media de edad es de 17 años) cometieron delitos contra la propiedad. Son cifras muy similares a las de hace ocho años. Pero hay otro indicador que revela un aumento de violencia en las conductas de esos adolescentes, del que no se salvan las chicas. Los delitos de lesiones registran un espectacular aumento. En el 2000 suponían el 14,22% y ahora, casi el 23%.
Cristina Rechea, catedrática de Psicología y directora del Centro de Investigación en Criminología de Castilla-La Mancha, otorga validez a estas estadísticas -el aumento de causas judiciales contra chicas se repite a nivel nacional-, pero aporta una visión nueva a este fenómeno, del que tampoco escapa el resto de Europa.
El centro que dirige Rechea destaca por ser el único en España que investiga con datos globales la evolución de la adolescente femenina en la delincuencia. Sus estudios han contado con el apoyo del Consejo General del Poder Judicial y en las encuestas realizadas en la última década a menores y jóvenes -revela- "no detectamos un cambio en el comportamiento de las chicas tan acusado como el que algunos predican tras una lectura rápida de las encuestas".
"Nuestros estudios revelan que las chicas pegan casi igual que lo hacían años atrás", afirma Raquel Bartolomé, psicóloga de este centro de criminología. Ahora esa violencia se ha hecho, sin embargo, mucho más visible. Y eso se debería, añade esta investigadora, "a la judicialización de esos casos, que años atrás se solucionaban por otras vías, como puede ser la terapéutica".
El trabajo realizado por este centro de Castilla-La Mancha sí que ha puesto al descubierto nuevas conductas entre las chicas, propias del sexo opuesto. "En aspectos concretos, como puede ser el consumo de cannabis o la ingesta de alcohol, apenas hay ya diferencias entre sexos", afirma Esther Fernández, otra de las psicólogas que han participado en estos estudios. Esa equiparación de roles se achaca, más que a una imitación de los patrones masculinos, a la inclusión de las chicas al estilo de vida juvenil, regido por conductas más propias del varón que del sexo femenino.
En la comparación por delitos, los chicos ganan por goleada en conductas de violencia extrema. Las chicas, por el contrario, superan al otro sexo en pequeños hurtos cometidos en tiendas. Dentro de ese mundo juvenil, lo que han hecho las chicas "es adaptarse a lo que hay", añade Raquel Bartolomé. El hecho, por ejemplo, de que una banda de chicas grave una paliza a otra con un teléfono móvil "habría que entenderlo como una consecuencia de la nueva realidad o medios de los que disponen ahora los adolescentes", precisan estas psicólogas.
Estas tres expertas en criminología ven como algo imposible que algún día chicas y chicos o mujeres y hombres alcancen niveles idénticos en las estadísticas por actos delictivos o violentos. El sexo femenino sigue siendo, en ese mundo, una minoría.
La percepción entre otros profesionales con experiencia en el tratamiento de menores es que las chicas que hoy acaban inmersas en un mundo de violencia y delitos suelen mostrar una insensibilidad mayor que la de los chicos. "Y también -afirma Javier Urra, psicólogo de la fiscalía de Menores de Madrid- suelen mostrarse más distantes y duras emocionalmente que los varones. Y eso complica el tratamiento".
Las agresiones en el seno de la familia son otro indicador del nuevo papel asumido por la chica violenta. Hace muy pocos años apenas se daban casos de madres o padres agredidos por una hija. En la actualidad, indica Javier Urra, tres de cada diez agresiones de este tipo las protagonizan las adolescentes.
VENGATIVAS Volarla casa de la rival. Eso es lo que hizo hace sólo unas semanas una banda formada por chicas en un barrio del nordeste de Londres. Fabricaron una bomba casera y la hicieron estallar en la vivienda de la adolescente, con la que una de las integrantes de la banda discutió por un chico. Un vecino ajeno a la disputa murió en la explosión.
CRUELES Un grupo de chicas, de edades comprendidas entre los 16 y 18 años, tuvo atemorizadas a mediados del pasado año a otras adolescentes de su edad en el centro de A Coruña. Las integrantes de esta banda amenazaban y robaban en plena calle carteras, dinero y teléfonos móviles a las otras chicas.
VIOLENTAS Han sido bautizadas como la banda del vídeo por filmar una escena llena de crueldad. Se trata de una banda formada por chicas que eligieron, como víctima, a otra adolescente de origen sudamericano. Ocurrió en la localidad madrileña de Galapagar y mientras una de las chicas apaleaba a la joven, las otras filmaban y animaban a la agresora con gritos de "mátala".
ORGANIZADAS. Estaban organizadas y tenían muy claro su objetivo. Los Mossos descabezaron a finales del pasado año en Lleida una banda formada por adolescentes del sexo femenino especializadas en robos a pisos. A los agentes les sorprendió el modus operandi usado por estas chicas, idéntico al empleado por las bandas de ladrones masculinos.
Las chicas protagonizan una quinta parte de los delitos que se cometen entre los diez y los diecisiete años en el Reino Unido
La raíz de la delincuencia
RAFAEL RAMOS
Londres. Corresponsal
Las estadísticas señalan que el número de delitos cometidos por chicas adolescentes ha aumentado un 25%en los últimos tres años, pero numerosos sociólogos expresan serias dudas de que las cifras constituyan un reflejo de la realidad social y estiman que se debe a una mayor tolerancia hacia el comportamiento violento del sexo femenino, y al deseo político del Gobierno y de la policía de mostrar firmeza.
Un reciente estudio oficial publicado en el Reino Unido indica que una quinta parte de los delitos atribuidos a la franja de edad de entre diez y diecisiete años son cometidos por chicas. El año pasado las adolescentes fueron autoras de 15.672 ataques violentos, 19.722 robos, 5.964 incidentes de desorden público y 5.748 de daños criminales a la propiedad. Ciento ochenta y ocho jóvenes fueron condenadas por incendios premeditados,y mil quinientas por tráfico o consumo de droga.
“La verdad se encuentra a mitad de camino entre las estadísticas y el escepticismo de algunos expertos”, dice Olivia Spencer, profesora especializada en delincuencia juvenil. En los últimos años ha aumentado de manera alarmante el abuso de alcohol y la pertenencia a bandas por chicas menores de edad, factor que contribuye al comportamiento antisocial y la violencia, pero no lo suficiente, ni mucho menos, como para justificar un incremento de la delincuencia del veinticinco por ciento”.
En la actualidad, 207 chicas se encuentran internadas en prisiones o reformatorios para menores, en comparación con 2.735 niños, y ambas cifras registran año tras año un alza continuada que responde tanto al incremento de la criminalidad como al de la población juvenil en Gran Bretaña y las políticas de tolerancia cero en materia de ley y orden. Sobre todo en el caso de las mujeres, comportamientos agresivos o antisociales
que hasta hace poco se habrían dejado en manos de la familia o de los maestros ahora justifican la intervención policial y la presentación de cargos.
“Un factor nada desdeñable –dice el criminólogo Steven Cahill– es la necesidad de la policía bajo presiones del Gobierno para alcanzar determinados objetivos en materia de arrestos y sentencias, a fin de dar la impresión de que el estado se muestra firme en la lucha contra la delincuencia, y nada más fácil para engrosar las estadísticas que se propasan bajo la influencia del alcohol o roban cosméticos en unos grandes almacenes, cuando hasta hace poco habría bastado con una simple amonestación”.
La creciente violencia en las escuelas públicas británicas –donde son cada vez más comunes los detectores de
metales para impedir que los adolescentes entren armados con pistolas y cuchillos– y la cultura de amenazas, insultos e incluso ataques a profesores hacen que los responsables de los colegios llamen con mucha más facilidad a la policía en cuanto se produce una pelea o un incidente de cualquier tipo, lo mismo si está protagonizado por chicos como por chicas.
El comportamiento delictivo de las chicas está muy vinculado a episodios de abusos sexuales y a factores sociales como la pobreza, el abandono, la expulsión del hogar, el fracaso escolar, el alcoholismo y el crecimiento en el seno de familias disfuncionales.
Mujeres violentas (CARTA)
SÍLVIA ALBERICH | 23/01/2009 | Actualizada a las 22:09 | El lector Opina
Con referencia al reportaje "Las chicas también pegan" (La Vanguardia,21/ I/ 2009), sobre la violencia femenina, me gustaría comentar lo siguiente: Aunque el porcentaje de actos violentos masculinos es muy superior al de las mujeres, las mujeres cometen más hurtos. ¿Son estos dos tipos de delito comparables? Más adelante, en un recuadro y resaltado en rojo: "vengativas", "crueles", "violentas". Y en el reportaje se dice que las mujeres violentas son más insensibles que los hombres, más distantes y más duras emocionalmente. No se aportan datos, se trata de una percepción. Una percepción un tanto peligrosa e incluso mal intencionada. Esta descripción de las chicas delincuentes me recuerda a la eterna estereotipación bipolar femenina: santa, madre y asexual por un lado; pérfida, lujuriosa y sin escrúpulos por otro. Esa dicotomía María/ Eva sobre la que se sustenta un imaginario colectivo que promueve un sistema de valores cuya consecuencia más extrema es la violencia estructural contra las mujeres que caracteriza nuestra sociedad.