Fuente: Isabel Menéndez, http://elcorreodigital.hoymujer.com/ser-madre/hijo/Para,sirven,padres,41858,11,2007.html
¿QUÉ ME PASA?
• Deseo ser independiente y autónomo pero, al mismo tiempo, me doy cuenta de que todavía soy dependiente de mis padres y esta situación me provoca un conflicto interno.
• Cuando mis padres me dan consejos sobre algún aspecto de mi vida, me parece que me tratan como a un niño y eso aumenta mis miedos.
• Me siento muy culpable cuando actúo o hablo de manera opuesta a la que desean mis padres, pero también me da mucha rabia que no acepten lo que yo les propongo.
• Me importa más de lo que yo mismo creo que mis padres reconozcan lo que hago y lo valoren, pero nunca lo hacen en la medida y en la forma que yo espero.
CÓMO LO SOLUCIONO
• Reflexionando sobre si los enfrentamientos con tus padres pueden ser una forma de tapar algunos temores personales que todavía no sabes cómo resolver. Pelearte con ellos te permite adoptar una posición más definida y calma tus dudas.
• Dándote un poco de tiempo para comprender el terremoto emocional que sientes en algunos aspectos de tu vida. Lo normal en este periodo es tener incertidumbres. La búsqueda de una identidad es, al fin y al cabo, un proceso creativo y con dificultades que siempre se resuelven, pero para lo que hay que ser paciente.
• Revisando la idea que tienes sobre tus padres. Las dos partes, ellos y tú, tenéis que cambiar vuestra forma de relación. Ellos no son los padres de tu infancia y es posible que ahora pienses que tienen demasiado poder sobre ti y que intentes que no tengan ninguno; pero, aunque tú ya no eres el niño de hace poco, quizá ellos te venmás frágil de lo que en realidad eres.
• El amor siempre es necesario entre padres e hijos. La dependencia afectiva es mutua. Reconocer esta realidad alivia mucho la relación.
Los hijos adolescentes se alejan de los padres y reclaman independencia moral. Creen que no se les acepta como son y que se les critica cuando no responden a lo que sus padres esperan de ellos. Por su parte, los progenitores están desorientados, no saben cómo actuar y se sienten poco reconocidos, incluso rechazados. Y es que los dolores del crecimiento afectan a todos.
Los padres son el referente principal de los adolescentes. Ello no obsta para que se quejen de su control y de las limitaciones que les imponen. “¿Para qué sirven?”, se preguntan algunos. Los padres están desorientados; no saben cómo actuar con el hijo que, de pronto, discute por todo y quiere estar solo. A veces se preguntan si sólo están para proporcionar a los hijos recursos materiales y se sienten poco reconocidos, cuando no rechazados. Curiosamente, es algo similar a lo que perciben los chicos: que no se les acepta como son y que se les critica cuando no responden a lo que sus progenitores esperan de ellos.El hijo se aleja de los padres y reivindica su independencia moral, así como su derecho a ver la vida de otra forma. Pero los padres siguen siendo un refugio afectivo para él, aunque lo niegue. Sirven como frontón para aliviar el miedo que produce crecer y depositar sobre su opinión algunas decisiones de las que él no está seguro.
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