'No soy extrovertido. Prefiero criticar en un rincón. Burlarse une'
MARÍA OVELAR EP3 EL PAÍS 22/05/2009
Las redes antisociales nacieron para paro-diar Facebook o MySpace y su manera de coleccionar amistades a miles. Ahora reivindican su carácter ¿contracultural?.
El último eslabón de las comunidades virtuales son las redes antisociales, plataformas que parodian el buen rollo que impera en Facebook o MySpace y lo sustituyen por odio e insultos. Con nombres tan explícitos como Enemybook o I fucking hate you, estos portales nacieron de la necesidad de mofarse de la taberna global en la que se ha convertido la Red. Uno de ellos, Myfrienemies, incluso permite insultar desde el anonimato, una práctica muy perseguida en los últimos tiempos.
No soy extrovertido. Soy de los que prefieren quedarse en un rincón criticando con un par de personas a los asistentes de una fiesta. Por cualquier motivo: que nos parezcan estúpidos, hablen raro o tengan pinta de tontos. Burlarse une. Owen Knapp fundó en 2004 I fucking hate you (IFHY), una plataforma feroz que cuenta con cerca de 7.000 perfiles. A diferencia de Facebook, aquí es complicado coleccionar amistades. IFHY sólo permite que seas amigo de alguien si compartes un mínimo de personas odiadas. Pero no se puede tildar de antisocial, aquí los usuarios también comparten algo: el odio.
En medio de la explosión de las redes, nos preguntábamos por qué aparecían. A mí me parecían estúpidas. ¿De qué servía aceptar amigos sin ton ni son, explica Bryant Choung por teléfono desde Washington. A este estudiante de MIT se le ocurrió fundar su particular red, Snubster, después de una cena con unos colegas en 2006. Me presentaron a una chica. Cuando llegué a casa me esperaba una petición de amistad en Friendster [una de las redes sociales más antiguas]. Aquello me sacó de quicio. Me sentí obligado a aceptar aunque sabía que no volvería a hablar con ella. El objetivo de su página web no es otro que el de ser borde. Imagina que alguien te ha ofendido. Lo incluyes en el apartado On Notice [avisados]. Y si lo odias, lo pones en Dead to me [muerto para mí], explica.
A este estadounidense de origen coreano le sorprende el triunfo de las plataformas tradicionales. Antes de que Occidente enloqueciera con ellas, en Corea y Japón ya existían. Pensé que no funcionarían en EE UU por lo cauta que es la gente con su vida privada. Se equivocó. Y el ciberespacio se inundó de ?contenedores de relaciones, el concepto con el que Gaby Castellanos describe Tuenti o Facebook.
Castellanos preside la agencia de publicidad SrBurns y la asociación de especialistas en redes sociales Social Media Club. Son un reflejo de la vida. Hasta generan celos. Hay quien rompe si se entera de que su pareja no ha publicado en Facebook que están saliendo o si la ve ligar. ¿Quién no recuerda que Lindsay Lohan cortó con su novia en Twitter?. A raíz del boom de las redes, su agencia ideó una herramienta para hacer la prueba del algodón definitiva: Facebrity, una aplicación que mide el índice de popularidad de un usuario en Facebook y que ya cuenta con más de 5.000 fans. No compensa coleccionar 32.000 amigos si no te relacionas con ellos, argumenta; ?Facebrity mide la reacción de la comunidad a tus comentarios y diferencia a los internautas entre tímidos y abiertos.
Para Sean Bonner, director de Bode Media y editor de blogs de 34 años, el problema es el término: Etiquetamos como amigos a contactos digitales, pero al principio sólo son meros conocidos. Bonner fundó Isolatr, una red social para llamar la atención sobre esta situación. En ella, si alguien quería abrir un perfil, no podía: la página web era falsa. Era una forma de decir basta, ¡no tengo por qué abrirme un perfil en todas las redes que aparecen!.
¿Existe un elemento contracultural en todo este fenómeno? Son las redes anti- sociales el nuevo punk Roberto Balaguer, psicólogo y experto en nuevas tecnologías, cree que sí: Relacionarse a través de la agresión es algo pobre, pero para muchos es la única manera. Enemybook, por ejemplo, funciona como la red social de los aislados o incomprendidos. Toma aspectos underground como el odio a las normas. Por ejemplo, la supuesta obligación de tener que ser simpático en la Red?.
En Enemybook, red con más de 16.000 seguidores, no se añaden amigos, se añaden enemigos. Los más odiados: George Bush (casi 4.000 enemigos), el propio Enemybook (180) y el nuevo diseño de Facebook (40). Matulef, su creador, explica desde Boston la génesis del portal. No me fiaba de lo virtual, prefería el cara a cara. Enemybook nació como sátira..., ¡pero se volvió en mi contra! Me hizo popular y tengo más contactos de los que conozco?, revela.
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