La cultura del tabaco languidece en la ficción y en la vida cotidiana. ¿Qué gestos sustituirán la erótica del fumar?
LA VANGUARDIA, MARICEL CHAVARRÍA - Barcelona - 11/02/2009
Una pandemia que va camino de eliminar a más de 175 millones de personas de aquí al 2030 no podía seguir siendo para los intérpretes de Hollywood eso que entre la profesión se conoce como un adaptador gestual. El tabaco, estrategia de seducción por excelencia en el cine, languidece en la ficción más aún que en la vida real. Se impone lo políticamente correcto y el personaje que antes fumaba, hoy tiene la nevera llena de botellines de Perrier. Y es un enigma el modo en que dramaturgos y guionistas prescinden de la erótica del fumar, de ese abrir de labios acercándose el pitillo y esa displicencia al alejarlo; de esa mano entreabierta; esa turbadora gestualidad, entornar de rostros y mirar oblicuo a que daba pie el humo. ¿Qué ademanes los sustituirán? Miradas y retórica verbal. "Un creador no debe renunciar a nada. Si fumar tiene un sentidooun valor, no debe ser sustituido. Pero es cierto que hoy fumar significa algo más que hace 20 o 40 años, implica posicionarse, pues el humo es motivo de conflicto", dice Pepelú Guardiola, subdirector y profesor de interpretación en la Escola Superior d'Art Dramàtic del Institut del Teatre. ...
... El tabaco es un problema más de atrezo, igual que eliges la ropa del personaje o te acercas a sus costumbres... Y como en España se sigue fumando, en el cine también". ¿Sigue siendo ´cool´? En el cine comercial fumar ya no va ligado a lo cool,si bien según un estudio alemán publicado en Lancet, los protagonistas que fuman resultan más atractivos entre el público joven que también fuma. En el cine futurista, no obstante, nadie fuma. El tabaco sería, pues, algo que superar y que, desde luego, ya no responde a determinado gesto de la masculinidad, explica Anacleto Ferrer, profesor de Estética en la Universidad de Valencia. "La seducción es uno de los tres tópicos a lo que desde el cine clásico se asoció el tabaco: el pitillo era el pretexto para conocerse y, al mismo tiempo, aparecía asociado a la celebración del sexo". Los otros dos eran la masculinidad (en el cine negro y bélico) y la marginación (el niño que debía abandonar su infancia y encendiendo un pitillo se hacía mayor). ...
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La seducción es un complejo ritual de gestos y de palabras, una fascinante liturgia de actos verbales y paraverbales, un movimiento de revelación y de ocultación, de acercamiento y
de distanciamiento. El objetivo final de tal proceso consiste en suscitar el deseo del otro.
Lo corporal tiene un papel decisivo en este ritual, puesto que lo primero que captan los otros
de nuestro ser es su realidad empírica: rostro, manos, la disposición del cuerpo en el espacio, el balanceo del andar, la indumentaria, que, simultáneamente, oculta y revela. Como se expresa en un texto sagrado del budismo, el ojo es la principal fuente del deseo, de ahí la necesidad de causar una buena imagen.
Además de este órgano, también desempeñan un papel determinante los sentidos del olfato
y del oído. La voz puede tener un enorme poder de seducción. Recuerden el clásico episodio de Ulises, cuando en su viaje a Itaca se ata a unmástil para no sucumbir al poderoso canto de las sirenas. Los hay que encantan con su voz, a pesar de no ser agraciados físicamente, pero
también el olor es determinante. El olor que desprende un cuerpo puede suscitar, con intensidad, el deseo de proximidad, pero también puede tener el efecto contrario: la repulsa.
En el arte de seducir, el cuerpo tiene, pues, un papel decisivo, pero sobre todo la expresión
que adopta en el espacio. Los elementos más expresivos son el rostro y las manos. El rostro,
más allá de ese fragmento de piel formado por ojos, nariz y boca, es pura expresión, comunica,
deja intuir un secreto en el alma ajena, y es esa ocultación la que enciende el motor del deseo.
En el arte de la seducción, el secreto tiene un valor preponderante. Seducir consiste en
ocultar y dejar entrever, en insinuar algo de lo que hay, pero no revelarlo, pues lo que realmente excita la curiosidad es lo que está velado. Como expresa Søren Kierkegaard en El diario de un seductor, seduce el velo, pero no la exhibición de la desnudez.
La seducción primaria parte del cuerpo, pero más allá está la seducción sutil, que juega con
otros elementos como el sentido del humor, la conversación inteligente, la amabilidad. Esta seducción no se nutre de elementos gestuales, sino de cualidades intangibles de la persona.
FRANCESC TORRALBA ROSELLÓ
Director de la Cátedra Ethos de la URL
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