miércoles, 27 de octubre de 2010

Sobre la incesante violencia de género


Autor: IGNACIO MORGADO 3 Mayo 2010
 

FUENTE: http://www.inteligenciaemocionalysocial.com/413/uncategorized/sobre-la-incesante-violencia-de-genero

Es lamentable, pero hay que repetirlo: la violencia de género no cesa. Hace algún tiempo mi colega Enrique Echeburua y yo escribimos un largo artículo en el diario El País en el que analizábamos las causas de este tipo de violencia y proponíamos medidas, que hoy, a la vista del mantenimiento de la sangría, quizá vale la pena repetir.

Desgraciadamente, el tiempo nos viene dando la razón cuando decíamos que “las medidas que miran hacia el agresor, aunque necesarias, no parecen suficientes para solucionar el problema”. Proponíamos entonces mirar a las víctimas potenciales, a las propias mujeres, como un camino adicional y quizá más efectivo para lograrlo. Insistíamos en medidas de largo plazo como la educación temprana de las niñas en la detección de los individuos violentos pero, especialmente y como mecanismo último de seguridad, decíamos que cuando la mujer ya esté atrapada en la tela de araña de su pareja violenta y expuesta a su peligro la solución debería consistir en instruirla convenientemente para, llegado ese caso, protegerse a sí mismas detectando tempranamente las conductas de riesgo sin subestimar el peligro a que pueden estar sometidas y sin sobreestimar tampoco su propia capacidad de control de la situación.

Controlar los impulsos emocionales propios y los de la pareja puede ser la solución ante la violencia de género (Imagen de Irma Gruenholz).
Se trata de convertir cuanto antes a las mujeres amenazadas en auténticas psicólogas capaces de controlar sus propios impulsos emocionales y los de su pareja. Estamos viendo como muchos de los asesinatos de estos días resultan de situaciones de conflicto y tensión en el reencuentro de los miembros de la pareja. Pues bien, hay que evitar que las mujeres amenazadas, por ignorancia o temor adopten posturas o se expongan a situaciones que desencadenen los impulsos violentos de su agresor. Eso puede haber ocurrido en muchos casos de asesinatos donde la pérdida del propio control emocional de la mujer o un particular modo de comportarse ha soliviantado y desatado la ira de su pareja violenta. La vida de muchas mujeres está en juego y es lamentable que la pierdan por actuar con ignorancia. Deben pues aprender a comportarse con inteligencia y paciencia en cada situación de conflicto de género.
Es decir, deben ser instruidas para saber cómo comportarse en todo momento con su pareja violenta y cuándo y cómo anunciar una separación y proceder a la misma, si eso es lo deseado o conveniente. Deben tener también muy claro que la separación no estará plenamente consolidada y el peligro desaparecido hasta que la misma no sea plenamente asumida por el agresor. En nuestro país tenemos un buen número de buenos psicólogos profesionales que pueden trabajar en la elaboración de los protocolos y programas de conducta convenientes a cada caso. La magnitud de los asesinatos de mujeres justifica con creces una mayor inversión económica en instituciones y equipos especializados en la labor de ayudar a las víctimas reales y potenciales de la violencia de género.

jueves, 7 de octubre de 2010

Maturalismo: las tendencias de consumo de los baby boomers


El término "maturalismo" fue acuñado hace cinco años para describir las tendencias de consumo de los "baby boomers"

Joana Bonet | www.joanabonet.com | LA VANGUARDIA 06/10/2010
Algo tenía que suplir la ausencia de publicidad de cigarrillos. Y sobre todo su iconografía en el imaginario sexual. Las volutas de humo como exhalación de placer, los dedos acercándose lentamente a los labios, y la suma de tres verbos conjugados a la vez: mirar, fumar, desear. Hace un tiempo, la periodista Maricel Chavarría se preguntaba en este periódico qué sustituía hoy al tabaco en la pantalla grande. De las boquillas de la Dietrich en El Ángel Azul hasta las pipas de agua de La dama de Shanghai, el cigarrillo marcaba un tempo en la narración, un compás de espera útil para aproximarse o alejarse, dotar de mayor drama a una acción y dispuesto casi siempre a favorecer la intimidad. El cigarrillo como prótesis del arte de la seducción, y como comodín social cuyo ritual de encender, tirar la ceniza y apagar la colilla está hoy en franco declive. En el cine actual sus protagonistas fuman poco, y quienes lo hacen son neuróticos, o anticuados. No importa que el cigarro haya sido tan buena compañía para escribir o para esperar. Ni que el boom de los años cincuenta, gracias a series como Mad Men, nos muestre una sociedad infiel y adicta, repleta de ceniceros a rebosar.
 
Hoy vivimos en la transparencia y el nuevo f(lujo) –f(luxury) llaman a la tendencia de buscar algo único que no sea vulgar, ni accesible, ni contaminante, en lugar de anhelar lo más caro y más grande–. En algunos estados de EE.UU. ya se ha prohibido que la gente fume en los parques infantiles, y en el Reino Unido el Gobierno quiere impedir por ley que los fumadores puedan adoptar e incluso acoger niños.

La sociedad sin humos constituye una tendencia universal propia de un mundo menos temerario. Progreso y moderación van de la mano, al igual que el mercado. Y este quiere aprovechar el agujero que ha dejado el tabaco, con sus publicidades sexis de lápices de labios y hombres a caballo, sustituyéndolas por un mundo de golosinas. Consumo naif, pero con una nueva imagen para adultos. Le llaman maturalismo –una abreviación de materialismo maduro– y fue acuñado hace más de cinco años para describir las tendencias de consumo de los baby boomers. Su reto consiste en tratar a la audiencia como consumidores sofisticados y expertos. 

Exigen que un producto sea eléctrico y se acompañe de una invitación atrevida. Que vaya más allá de lo previsible y los sorprenda. De ahí que, de repente, hayan empezado a proliferar publicidades de chicles, caramelos o helados con un alto contenido erótico. Smint, por ejemplo, utilizó el eslogan "nunca el frescor fue tan ardiente", y en las tiendas de Abercrombie & Fitch te reciben musculosos modelos semidesnudos que se prestan a hacerse fotos con los clientes. A partir de un producto, el nuevo marketing construye una pseudoideología, una especie de club privado para sus consumidores, que buscan lo subversivo, satírico o provocador en la forma, no en el contenido. Los helados icecreamists, por ejemplo, se han publicitado como "más Sid y Nancy que Ben & Jerry", y sus anuncios están protagonizados por mujeres con atuendos góticos y vampirescos embadurnándose el cuerpo de helado.

El maturialismo se presenta como una versión premium del rusticismo urbano. Dicen los expertos en marketing que nunca se había dado un consumidor tan inteligente y experimentado. La exigencia, y más con la coyuntura de la actual crisis, ha aumentado y se han disparado las reclamaciones a escala mundial. Además de calidad, la gente quiere comprar a un precio razonable pero también reclama un plus de experiencia y en pocas ocasiones un compromiso moral. La foto es inquietante: una tropa de maturalistas ex fumadores atiborrándose de golosinas, sedientos de seducción.

martes, 5 de octubre de 2010

¿Qué significa hoy ser rebelde?

LA VANGUARDIA, Tendencias / Lunes, 4 de octubre de 2010

José R. Ubieto. Psicólogo clínico y Psicoanalista


Cada generación tiene su propia “marca biográfica”, ese hecho colectivo que está presente en buena parte de su vida, sea una guerra, una postguerra, la caída de una dictadura una catástrofe natural o un atentado terrorista. Cada uno luego deberá hacerlo suyo y vivir con eso, con respuestas diversas, desde la resignación hasta el afrontamiento.

La generación de nuestros jóvenes y adolescentes tiene como particularidad haber nacido y vivido en el bienestar, sin conocer, hasta hace poco, privación alguna (excepciones aparte). Junto a ello comparten el hecho digital como acontecimiento global que ha marcado y marcara su vida.

Su futuro ya es otra cosa porque todo indica que los pronósticos de los sociólogos van camino de cumplirse: será la primera generación que vivirá peor que sus padres, con mayor precariedad (laboral, vivienda,..).

Y además esa promesa del Don’t worry, be happy se ensombrece con los desafíos existentes, sostenibilidad, guerras, convivencia social,..Allí tienen sus causas y por eso la rebeldía que muchos de ellos muestran es legítima y necesaria para la sociedad, la mantiene viva y fuerza el debate sobre aquello instituido que tiende a la inercia. A esa rebeldía se suma la propia de la edad, esa que contribuye a la emancipación.

La cuestión hoy son las formas que toma esa rebeldía, los canales que encuentra para manifestarse. Tradicionalmente las vías estaban abiertas por las generaciones anteriores y los jóvenes se sumaban a ellas con su propio estilo. Vías políticas, religiosas, culturales o incluso deportivas. Hoy esas referencias intergeneracionales han perdido buena parte de su peso, ni siquiera los partidos políticos mas afines son capaces de acoger esas manifestaciones que los desbordan.

Esa ruptura con la historia provoca efectos nuevos y uno de ellos es el abandono a sí mismos en que se encuentran estos movimientos, que huérfanos de otras referencias, se acogen al prefijo anti como bandera colectiva. La psicología de las masas nos enseña que estar en contra de algo o de alguien es un principio de la constitución de un movimiento, y de entrada puede ser muy productivo (lo vemos en la política misma, en extrañas alianzas), pero es claramente insuficiente para construir un futuro. Y lo peor es que ese ideal ausente cede el lugar de mando a la satisfacción de la destrucción del otro o de los objetos, ese goce que parece formar una comunidad que corre el riesgo de no tener otro lazo que la expresión de ese odio colectivo.

No es casual que bajo esa bandera encontremos figuras tan diferentes como los jóvenes bienintencionados que denuncian las injusticias del sistema y junto a ellos toda una panoplia de personajes muy precarios, desinsertados de sus vínculos familiares, laborales y sostenidos muchas veces por consumos de tóxicos. Sin olvidar a los que hacen ganancia del rio revuelto y usan en su propio beneficio la protesta.

Criminalizarlos y homogeneizar las respuestas sólo generará más violencia y segregación. Tampoco parece que abandonarlos a su propia destrucción, dejarlos impunes a ese odio de sí mismos, odio por lo que a cada uno le resulta insoportable de su propia existencia, sea una buena salida.

Podemos, en cambio, aprender de la experiencia clínica y educativa que nos muestra como esos jóvenes rebeldes son los primeros interesados en encontrar un partener adulto para construir ese futuro que les inquieta. Dar lugar a su rebeldía y limitar los efectos destructivos no deben ser excluyentes.

sábado, 2 de octubre de 2010

RELACIONES AFECTIVAS Y ESPECULACIÓN

http://www.lavanguardia.es/free/edicionimpresa/res/20101002/54015089549.html?urlback=http://www.lavanguardia.es/premium/edicionimpresa/20101002/54015089549.html

LA ESPECULACIÓN
JOSÉ ANTONIO MARINA  - LA VANGUARDIA 02/10/2010
 
Los especuladores tienen mala fama, y con razón. Sacan beneficio sin esfuerzo.Eneste artículo quiero exponer una tesis: las relaciones amorosas actuales aspiran a regirse por la lógica de la especulación. Pero antes de entrar en tema tan serio, déjenme que les cuente la increíble historia de esta palabra. Especular procede de espejo. Significaba "observarse en el espejo".¿Cómollegó a designar una manera de hacer negocios? La etimología de las palabras es una metáfora de nuestra vida. Para entender el sentido de lo que nos pasa, casi siempre tenemos que remontar el curso del tiempo, buscar nuestra etimología personal, que,comola lingüística, suele ser una mezcla de motivos y casualidades. De"observar" a secas, la palabra especular pasó a significar "observar en la mente", y de ahí a "observar SÓLO en la mente", por ejemplo, al experimentar espejismos, o al dejarse llevar por meras especulaciones, sin fundamento real.A partir del siglo XVIII, en contextos bancarios, designó "suposiciones imaginarias sobre las ganancias". Delo que se trata es de utilizar los espejismos de valor para sacar un provecho mayor del que corresponde a la inversión. Pues bien –y así vuelvo al origen del artículo–, los amantes actuales quieren sacar beneficios desproporcionados a su inversión. Esto había sido una aspiración normal en los amantes masculinos. Toda la ideología sacrificial de la mujer en el matrimonio y en la maternidad –la abnegación, la resignación, la obligación familiar– conducía a eso.

Ahora, en una situación más igualitaria, la especulación amorosa se ha generalizado. Comono quiero adornarme con plumas ajenas, he de advertir que no soy el primero en introducir conceptos económicos en las relaciones intimas. Gary Becker, premioNobel de Economía, lo hizo es su teoría de la familia.Y Vicente Verdú ha hablado del renting emocional como modelo de relaciones de pareja. Alquilo tus servicios emocionales mientras funcionen, sin más pretensiones ni esperanzas. Esto es una novedad, porque las relaciones afectivas se han visto siempre desde el prisma de la "inversión a largo plazo".Noera un capricho.Me detengo un momento porque no sé si intentar explicarles un complejísimo asunto en las pocas líneas que me quedan.Me arriesgo.Hay normas antiquísimas a veces transmitidas emocionalmente, cuyo sentido no comprendemos y que, sin embargo, están fundamentando cosas que nos parecen imprescindibles.Una de ellas es la "inversión a largo plazo". Los antropólogos nos dicen que los intereses sexuales de hombres y mujeres pueden ser diferentes cuando se refieren a la maternidad: la posible madre necesita que su pareja esté dispuesta a "invertir" tiempo y recursos en el cuidado del hijo. Pero no es sólo eso. La convivencia es complicada y exige un proceso de ajuste desagradable, que sólo está justificado con planes a largo plazo. Si no es este el caso, ¿para qué voy a hacer el mínimo esfuerzo? El zapping se está instalando en nuestra vida diaria a todos los niveles. Pulso el mando, y si lo que aparece no engancha mi atención en treinta segundos, cambio a otro canal.Nopuedo perder tiempo. Quiero que el otro –sea la televisión o la pareja–me ofrezca dividendos, sin que yo tenga que invertir nada. Los economistas nos dicen que una economía basada en la especulación fracasa inevitablemente. Como hay que aprender sobre todo de todos y en todos los sitios, aprenderé de los economistas en asuntos amorosos.¿No les parece curioso?